Cien años de soledad. Parte 19 (Audiolibro Castellano)

Amaranta Úrsula regresa a Macondo con su esposo belga, Gastón, y una explosión de juventud y energía. Arremete con remodelaciones en la vieja casa familiar, desechar recuerdos antiguos y traer un aire de modernidad y alegría. Tras adaptarse rápidamente, intenta revivir la comunidad con iniciativas fallidas como la de repoblar de canarios, mientras Gastón persigue sus propios intereses cientícos con insectos, sin inhibir las incesantes reformas de su esposa.

La odisea de Amaranta Úrsula con los canarios fracasó cuando estos huyeron del pueblo a las islas de origen. Gastón y ella perseveran en sus intentos de revitalización con esfuerzos infructuosos. Gastón evita contradecirla y busca distracciones, como su fallido proyecto de correo aéreo. Pese al evidente desencuentro con la realidad de Macondo, Gastón permanece al lado de su esposa debido a su profundo amor.

La intensa relación entre Amaranta Úrsula y Gastón se describe como salvajemente apasionada y que desafía las normas matrimoniales tradicionales. Aun con las diferencias fundadas en culturas y edades, su vínculo íntimo parece imperecedero, lo que impulsa a Gastón a sacrificar sus ambiciones personales al asentarse en el pueblo nostálgico de su esposa.

Aureliano, viviendo con ellos, inicialmente mantiene distancia emocional, sumido en la vida literaria y conexiones con la librería. La noción de que Gastón es controlado por engañosos socios en Europa percibe al entender que, mientras Gastón espera un avión inexistente, en realidad intenta conquistar Macondo y tal vez engañar a Amaranta Úrsula con paciencia calculadora.

Aureliano se siente en desasosiego al encontrarse atraído por Amaranta Úrsula. Procura mitigar esta desesperación con emprendimientos amorosos, aunque inadecuados y llenos de culpa. La realidad por fin le confronta cuando verifica que la vida en Macondo se guía por ciclos repetitivos de la familia Buendía, atrapado en sus propios deseos insatisfechos.

Con los años, Aureliano establece amistades que lo vinculan a experiencias y recuerdos compartidos, elementos que antes había sentido esquivos. En medio de un pueblo decadente, sus nuevas relaciones le brindan una perspectiva renovada del mundo exterior y las pasadas glorias de Macondo. Sin embargo, no puede sustraerse completamente de sus obsesiones y secretos familiares ocultos.

El caos entre lo irreal y lo verdadera caracterizan sus encuentros con gente que evoca memorias, aunque sean considerados mitos ante los ojos actuales. Elementos críticos de tiempos pasados resurgen, manteniendo a Aureliano en un vaivén constante entre hechos y ficciones establecidos por un pasado gigantezca e inolvidable que sigue latente.

Macondo, desgastado por el tiempo y sus misterios, se explaya como una alegoría de eternos retornos. Aureliano intenta analizar el sentido oculto de los manuscritos de Melquíades, mientras sus claras afinidades literarias inspiran paralelismos cíclicos al contexto local, exacerbando el eco de una historia escrita a través de generaciones de Buendía.