Cien años de soledad - capitulo 5 - Gabriel García Márquez.

Aureliano Buendía y Remedios Moscote vivieron semanas de agitación antes de casarse. Remedios, inmadura en su pubertad, tuvo que ser adoctrinada rápidamente sobre las responsabilidades maritales. El día de la boda, a pesar de un incidente con el anillo, la ceremonia se realizó exitosamente, revelando la madurez emergente de Remedios. Además, ella manifestó un sentido de responsabilidad al brindar atención a José Arcadio Buendía en su reclusión.

Tras la boda de Aureliano y Remedios, el Padre Nicanor se quedó más tiempo en Macondo para intentar inculcar la religión, con la meta de construir un gran templo. Utilizó un truco de levitación para convencer a los habitantes y así recaudar fondos, pero José Arcadio Buendía, siendo racional y escéptico, no fue engañado por su teatralidad. A pesar de sus esfuerzos, el Padre no logró afectar la falta de fe de José Arcadio, quien seguía exigiendo pruebas tangibles de la existencia de Dios.

Rebeca, ilusionada por su futuro con Pietro Crespi, tuvo un enfrentamiento con Amaranta, quien se volvió más hostil. El padre Nicanor avanzó en la construcción del templo gracias a varias donaciones, incluyendo las de Pietro, pero un comentario de Amaranta retrasó la boda de Rebeca, generando un conflicto entre ellas. A pesar de las tensiones, Rebeca siguió determinada a casarse, enfrentándose a numerosos contratiempos planeados por Amaranta.

Amaranta obstaculizó el matrimonio de Rebeca y Pietro, usando métodos cada vez más audaces. Sin embargo, la inesperada muerte de Remedios, que coincidió con sus fervientes deseos de impedir la boda, la llenó de culpa. Esto causó un nuevo retraso del matrimonio entre Rebeca y Pietro, dejando a Amaranta con un fuerte sentimiento de culpabilidad, sin resolver sus rivalidades con Rebeca. La muerte de Remedios trajo un luto prolongado a la familia.

La llegada impactante y vibrante de José Arcadio alteró la tranquilidad de la casa. Entremezclado en escandalosas historias de marineros y aventuras, revivió viejas pasiones en Rebeca, quien abandonó finalmente a Pietro para casarse con su primo José Arcadio. La unión fue escandalosa, tanto por ser hermanos de crianza como por la fuerza desbordante de su relación. Esta ruptura familiar dejó a Úrsula desconcertada y a Amaranta consumida por su rencor.

El regreso de José Arcadio provocó tensiones familiares. Se estableció con Rebeca, pero el resto de la familia tuvo dificultades para ajustarse. Aumento la vigilancia sobre sus encuentros, y Úrsula mostró descontento por la relación impropia desde el punto de vista social. A pesar de la sanción social, la pareja mantenía un vínculo apasionado que no podía ser ignorado por la comunidad.

La decisión de Aureliano de unirse a la causa liberal lo llevó a tomar partido en la creciente conmoción política del pueblo. Influenciado por amigos y provocaciones externas, decidió liderar un levantamiento en contra del conservadurismo opresor. El ambiente del pueblo era tenso por la manipulación electoral y las medidas autoritarias, preparando el escenario para un inevitable estallido de violencia.

Aureliano Buendía, ahora comprometido con la causa liberal, empezó a gestar el levantamiento contra el régimen conservador. Con la simpatía de la juventud del pueblo, planeó una rebelión destinada a capturar el control del pueblo y expresar el descontento acumulado. A pesar de las presiones familiares, mantuvo su enfoque en la misión política, entendiendo el conflicto como una obligación moral y social.