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Gabriel García Márquez 100 años de
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soledad capítulo 10 años después en su
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lecho de agonía Aureliano segundo había
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de recordar la lluviosa tarde de junio
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en que entró en el dormitorio a conocer
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a su primer hijo Aunque era lánguido y
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llorón sin ningún rasgo de un buen día
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no tuvo que pensar dos veces para
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ponerle nombre se llamará José Arcadio
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dijo
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Fernanda del Carpio la hermosa mujer con
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quien se había casado el año anterior
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estuvo de acuerdo en cambio Úrsula no
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pudo ocultar un vago sentimiento de
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zozobra en la larga historia de la
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familia la tenaz repetición de los
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nombres le había permitido sacar
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conclusiones que le parecían terminantes
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mientras los aurelianos eran retraídos
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pero de mentalidad lúcida los José
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Arcadio eran impulsivos y emprendedores
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pero estaban marcados por un signo
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trágico
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los únicos casos de clasificación
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imposible eran los de José Arcadio
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segundo y Aureliano segundo
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fueron tan parecidos y Traviesos durante
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la infancia que ni la propia Santa Sofía
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de La Piedad podía distinguirlos el día
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del bautismo amaranta les puso esclavas
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con sus respectivos nombres y los vistió
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con ropas de colores distintos marcadas
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con las iniciales de cada uno pero
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cuando empezaron a asistir a la escuela
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optaron por cambiarse la ropa y las
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esclavas y por llamarse ellos mismos con
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los nombres cruzados el maestro Melchor
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Escalona acostumbrado a conocer a José
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Arcadio segundo por la camisa verde
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perdió los estribos cuando descubrió que
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este tenía la esclava de Aureliano
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segundo y que el otro decía llamarse sin
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embargo Aureliano segundo a pesar de que
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tenía la camisa blanca y la esclava
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marcada con el nombre de José Arcadio II
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desde entonces no se sabía con certeza
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Quién era quién
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aún cuando crecieron y la vida Los hizo
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diferentes Úrsula seguía preguntándose
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si ellos mismos no habrían cometido un
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error en algún momento de su intrincado
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juego de confusiones y habían quedado
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cambiados para siempre hasta el
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principio de la adolescencia fueron dos
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mecanismos sincrónicos
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despertaban al mismo tiempo sentían
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deseos de ir al baño a la misma hora
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sufrían los mismos trastornos de salud y
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hasta sonaban las mismas cosas en la
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casa donde se creía que coordinaban sus
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actos Por el simple deseo de confundir
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nadie se dio cuenta de la realidad hasta
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un día en que Santa Sofía de La Piedad
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le dio a uno un vaso de limonada y más
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tardó en probar lo que el otro en decir
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que le faltaba azúcar
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Santa Sofía de La Piedad que en efecto
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había olvidado ponerle azúcar a la
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limonada se lo contó a Úrsula así son
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todos dijo ella sin sorpresa locos de
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nacimiento el tiempo acabó de desordenar
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las cosas
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el que en los juegos de confusión se
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quedó con el nombre de Aureliano segundo
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se volvió Monumental como el abuelo y el
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que se quedó con el nombre de José
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Arcadio segundo se volvió óseo como el
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coronel y lo único que conservaron en
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común fue el aire solitario de la
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familia Tal vez fue ese entrecruzamiento
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de estaturas nombres y caracteres lo que
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le hizo sospechar a Úrsula que estaban
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barajados desde la infancia la
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diferencia decisiva se reveló en plena
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guerra cuando José Arcadio segundo le
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pidió al Coronel gerinel do Márquez que
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lo llevara a ver los fusilamientos
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contra el parecer de Úrsula sus deseos
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fueron satisfechos
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Aureliano segundo en cambio se
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estremeció ante la sola idea de
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presenciar una ejecución
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prefería la casa a los 12 años le
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preguntó a Úrsula que había en el cuarto
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clausurado
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papeles le contestó ella son los libros
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de melquíades y las cosas raras que
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escribía en sus últimos años la
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respuesta en vez de tranquilizarlo
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aumentó su curiosidad
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insistió tanto prometió con tanto ahínco
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no maltratar las cosas que Úrsula le dio
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las llaves nadie había vuelto a entrar
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al cuarto desde que sacaron el cadáver
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de melquíades y pusieron en la puerta el
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candado cuyas piezas se soldaron con la
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herrumbre pero cuando Aureliano segundo
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abrió las ventanas entró una luz
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familiar que parecía acostumbrada a
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iluminar el cuarto todos los días y no
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había el menor rastro de polvo o
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telaraña sino que todo estaba barrido y
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limpio mejor barrido y más limpio que el
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día del entierro y la tinta no se había
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secado en el tintero ni el óxido había
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alterado El brillo de los metales ni se
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había extinguido el rescoldo de la tanor
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donde José Arcadio Buendía vaporizó El
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mercurio en los anaqueles estaban los
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libros empastados en una materia
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acartonada y pálida como la piel humana
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curtida y estaban los manuscritos
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intactos
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a pesar del encierro de muchos años el
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aire parecía más puro que en el resto de
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la casa
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todo era tan reciente que varias semanas
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después cuando Úrsula entró al cuarto
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con un cubo de agua y una escoba para
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lavar los pisos no tuvo nada que hacer
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Aureliano segundo estaba abstraído en la
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lectura de un libro Aunque carecía de
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pastas y el título no aparecía por
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ninguna parte el niño gozaba con la
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historia de una mujer que se sentaba a
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la mesa y solo comía granos de arroz que
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prendía con alfileres y con la historia
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del Pescador que le pidió prestado a su
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vecino un plomo para su red y el pescado
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con que lo recompensó más tarde tenía un
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diamante en el estómago y con la lámpara
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que satisfacía los deseos y las
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alfombras que volaban
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asombrado le preguntó a Úrsula si todo
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aquello era verdad y ella le contó que
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sí que muchos años antes los gitanos
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llevaban a macondo las lámparas
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maravillosas y las esteras voladoras
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lo que pasa suspiró es que el mundo se
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va acabando poco a poco y ya no vienen
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esas cosas
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cuando terminó el libro muchos de cuyos
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cuentos estaban inconclusos porque
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faltaban páginas Aureliano segundo se
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dio a la tarea de descifrar los
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manuscritos fue imposible las letras
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parecían ropa puesta a secar en un
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alambre y se asemejaban más a la
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escritura musical que a la literaria un
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mediodía ardiente mientras escrutaba los
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manuscritos sintió que no estaba solo en
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el cuarto contra la reverberación de la
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ventana sentado con las manos en las
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rodillas estaba melquiades no tenía más
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de 40 años
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llevaba el mismo chaleco anacrónico y el
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sombrero de alas de cuervo y por sus 100
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es pálidas chorreaba la grasa del
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cabello derretida por el calor como lo
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vieron Aureliano y José Arcadio cuando
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eran niños
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Aureliano segundo lo reconoció de
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inmediato porque aquel recuerdo
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hereditario se había transmitido de
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generación en generación y había llegado
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a él Desde la memoria de su abuelo salud
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dijo Aureliano segundo salud joven dijo
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melquiades
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desde entonces durante varios años se
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vieron casi todas las tardes
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melquíades le hablaba del mundo trataba
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de infundirle su vieja sabiduría pero se
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negó a traducir los manuscritos Nadie
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debe conocer su sentido mientras no
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hayan cumplido 100 años explicó
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Aureliano segundo guardó para siempre el
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secreto de aquellas entrevistas en una
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ocasión sintió que su mundo privado se
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derrumbaba porque Úrsula entró en el
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momento en que melquiades estaba en el
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cuarto pero ella no lo vio Con quién
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hablas le preguntó con nadie dijo
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Aureliano segundo así era tu bisabuelo
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dijo Úrsula también él hablaba solo José
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Arcadio II Mientras tanto había
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satisfecho la ilusión de ver un
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fusilamiento
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por el resto de su vida recordaría el
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fogonazo libido de los seis disparos
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simultáneos y el eco del estampido que
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se despedazó por los montes y la sonrisa
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triste y los ojos perplejos del fusilado
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que permaneció erguido mientras la
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camisa se le empapaba de sangre Y que
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seguía sonriendo aún cuando lo desataron
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del poste y lo metieron en un cajón
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lleno de calorías está vivo pensó él lo
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van a enterrar vivo se impresionó tanto
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que desde entonces detestó las prácticas
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militares y la guerra no por las
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ejecuciones sino por la espantosa
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costumbre de enterrar vivos a los
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fusilados nadie supo entonces en qué
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momento empezó a tocar Las campanas en
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la torre y a ayudarle a misa al padre
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Antonio Isabel sucesor del cachorro y a
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cuidar gallos de pelea en el patio de la
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casa cural cuando el coronel gereldo
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Márquez se enteró lo reprendió duramente
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por estar aprendiendo oficios repudiados
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por los liberales
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la cuestión contestó el Es que a mí me
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parece que he salido conservador
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lo creía como si fuera una determinación
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de la fatalidad el coronel gerinel do
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Márquez escandalizado se lo contó a
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Úrsula mejor aprobó ella Ojalá se meta
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de cura para que Dios entre por fin a
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esta casa muy pronto se supo que el
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padre Antonio Isabel lo Estaba
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preparando para la primera comunión
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le enseñaba el catecismo mientras le
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afeitaba el pescuezo a los gallos
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le explicaba con ejemplos simples
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mientras ponían en sus nidos a las
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gallinas cluecas como se le ocurrió a
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Dios en el segundo día de la creación
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que los pollos se formaran dentro del
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huevo desde entonces manifestaba el
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párroco los primeros síntomas del
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delirio senil que lo llevó a decir años
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más tarde que probablemente el
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había ganado la rebelión contra Dios y
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que era aquel quien estaba sentado en el
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trono Celeste sin revelar su verdadera
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identidad para atrapar a los incautos
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fogueado por la intrepidez de su
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preceptor José Arcadio segundo llegó en
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pocos meses a ser tan ducho en
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martingalas teológicas para confundir al
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demonio como diestro en las trampas de
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la gallera
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amaranta le hizo un traje de Lino con
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cuello y corbata le compró un par de
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zapatos blancos y grabó su nombre con
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letras doradas en el lazo del sirio dos
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noches antes de la primera comunión el
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padre Antonio Isabel se encerró con él
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en la sacristía para confesarlo con la
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77 100 años de soledad Gabriel García
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Márquez ayuda de un diccionario de
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pecados fue una lista tan larga que el
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anciano párroco acostumbrado a acostarse
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a las 6 se quedó dormido en el sillón
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antes de terminar el interrogatorio fue
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para José Arcadio segundo una revelación
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no le sorprendió que el padre le
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preguntara si había hecho cosas malas
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con mujer y contestó honradamente que no
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pero se desconcertó con la pregunta de
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si las había hecho con animales
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el primer viernes de mayo comulgó
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torturado por la curiosidad
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más tarde le hizo la pregunta a petronio
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el enfermo sacristán que vivía en la
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torre y que según decían se alimentaba
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de murciélagos y petronio le constó es
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que hay cristianos corrompidos que hacen
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sus cosas con las burras José Arcadio
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segundo siguió demostrando tanta
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curiosidad pidió tantas explicaciones
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que petronio perdió la paciencia yo voy
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los martes en la noche confesó si
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prometes no decírselo a nadie el otro
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martes te llevo el martes siguiente en
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efecto petróleo bajó de la Torre con un
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banquito de madera que nadie supo hasta
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entonces para que servía y llevó a José
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Arcadio segundo a una huerta cercana El
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muchacho se aficionó tanto a aquellas
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incursiones nocturnas que pasó mucho
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tiempo antes de que se le viera en la
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tienda de Catarino
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se hizo hombre de gallos te llevas esos
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animales a otra parte Le ordenó Úrsula
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la primera vez que lo vio entrar con sus
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finos animales de pelea
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ya los gallos han traído demasiadas
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amarguras a esta casa para que ahora
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vengas tú a traer nosotras José Arcadio
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II se los llevó sin discusión pero
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siguió criando los donde Pilar ternera
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su abuela que puso a su disposición
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cuanto le hacía falta a cambio de
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tenerlo en la casa pronto demostró en la
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gallera la sabiduría que le infundió el
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padre Antonio Isabel y dispuso de
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suficiente dinero no solo para
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enriquecer sus crías sino para
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procurarse satisfacciones de hombre
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Úrsula lo comparaba en aquel tiempo con
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su hermano y no podía entender como los
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dos gemelos que parecieron una sola
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persona en la infancia habían terminado
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por ser tan distintos la perplejidad no
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le duró mucho tiempo porque muy pronto
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empezó a Aureliano segundo a dar
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muestras de holgazanería y disipación
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mientras estuvo encerrado en el cuarto
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de melquíades fue un hombre ensimismado
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como lo fue el coronel Aureliano Buendía
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en su juventud
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pero poco antes del tratado de
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neerlandia una casualidad lo sacó de su
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ensimismamiento y lo enfrentó a la
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realidad del mundo una mujer joven que
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andaba vendiendo números para la rifa de
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un acordeón lo saludó con mucha
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familiaridad
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Aureliano segundo no se sorprendió
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porque ocurría con frecuencia que lo
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confundieran con su hermano pero no
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aclaró el equívoco ni siquiera cuando la
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muchacha trató de ablandarle el corazón
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con lloriqueos y terminó por llevarlo a
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su cuarto le tomó tanto cariño desde
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aquel primer encuentro que hizo trampas
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en la rifa para que él se ganara el
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acordeón al cabo de dos semanas
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Aureliano segundo se dio cuenta de que
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la mujer se había estado acostando
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alternativamente con él y con su hermano
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creyendo que eran el mismo hombre y en
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vez de aclarar la situación se las
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arregló para prolongarla
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no volvió al cuarto de melquiades
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pasaba las tardes en el patio
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Aprendiendo a tocar de oídas el acordeón
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contra las protestas de Úrsula que en
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aquel tiempo había prohibido la música
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en la casa a causa de los lutos Y que
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además menospreciaba el acordeón como un
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instrumento propio de los vagabundos
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Herederos de Francisco el hombre sin
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embargo Aureliano segundo llegó a ser un
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virtuoso del acordeón y siguió siendo lo
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después de que se casó Y tuvo hijos y
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fue uno de los hombres más respetados de
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macondo durante casi dos meses compartió
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la mujer con su hermano Lo vigilaba le
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descomponía los planes y cuando estaba
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seguro de que José Arcadio segundo no
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visitaría esa noche la amante común se
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iba a dormir con ella una mañana
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descubrió que estaba enfermo dos días
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después encontró a su hermano aferrado a
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una Viga del baño empapado en sudor y
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llorando a lágrima viva Y entonces
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comprendió
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su hermano Le confesó que la mujer lo
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había repudiado por llevarle lo que ella
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llamaba una enfermedad de la mala vida
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le contó también como trataba de curar
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lo Pilar ternera
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Aureliano segundo se sometió a
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escondidas a los ardientes lavados de
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permanganato y las aguas diuréticas y
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ambos se curaron por separado Después de
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tres meses de sufrimiento secretos José
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Arcadio segundo no volvió a ver a la
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mujer
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Aureliano segundo obtuvo su perdón y se
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quedó con ella hasta la muerte se
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llamaba petracotes había llegado a
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macondo en plena guerra con un marido
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ocasional que vivía de las rifas y
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cuando el hombre murió ella siguió con
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el negocio era una mulata limpia y joven
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con unos ojos amarillos y almendrados
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que le daban a su rostro la ferocidad de
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una pantera Pero tenía un corazón
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generoso y una magnífica vocación para
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el amor
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cuando Úrsula se dio cuenta de que José
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Arcadio II era gallero y Aureliano
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segundo tocaba el acordeón en las
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fiestas ruidosas de su concubina creyó
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en lo que ser de confusión
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era como si en ambos se hubieran
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concentrado los efectos de la familia y
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ninguna de sus virtudes
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entonces decidió que nadie volviera a
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llamarse Aureliano y José Arcadio sin
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embargo cuando Aureliano segundo tuvo su
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primer hijo no se atrevió a contrariarlo
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De acuerdo dijo Úrsula pero con una
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condición yo me encargo de criarlo
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aunque ya era centenaria y estaba a
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punto de quedarse Ciega por las
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cataratas conservaba intactos el
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dinamismo físico la integridad del
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carácter y el equilibrio mental Nadie
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mejor que ella para formar al hombre
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virtuoso que había de restaurar el
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prestigio de la familia un hombre que
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nunca hubiera oído hablar de la guerra
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los gallos de pelea las mujeres de mala
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vida y las empresas delirantes cuatro
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calamidades que según pensaba Úrsula
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habían determinado la decadencia de su
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estirpe
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este será cura prometió solemnemente y
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si Dios me da vida ha de llegar a ser
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papá
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todos vieron al oírla no solo en el
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dormitorio sino en toda la casa donde
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estaban reunidos los bulliciosos
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amigotes de Aureliano segundo la guerra
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relegada al desván de los malos
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recuerdos fue momentáneamente evocada
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con los taponazos del champaña a la
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salud del Papa brindó Aureliano segundo
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los invitados brindaron a coro luego el
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dueño de casa tocó el acordeón se
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reventaron cohetes y se ordenaron
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tambores de júbilo para el pueblo en la
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madrugada los invitados ensopados en
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champaña sacrificaron seis vacas y las
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pusieron en la calle a disposición de la
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muchedumbre nadie se escandalizó desde
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que Aureliano segundo se hizo cargo de
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la casa aquellas festividades eran cosa
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corriente aunque no existiera un motivo
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tan justo como el nacimiento de un papa
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en pocos años sin esfuerzos a puros
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golpes de suerte había acumulado una de
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las más grandes fortunas de la ciénaga
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gracias a la proliferación sobrenatural
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de sus animales
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sus yeguas parían trillizos las gallinas
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ponían dos veces al día y los cerdos
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engordaban con tal desenfreno que nadie
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podía explicarse tan desordenada
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fecundidad como no fuera por artes de
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magia
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economiza ahora le decía Úrsula a su
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atolondrado bisnieto esta suerte no te
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va a durar toda la vida pero Aureliano
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segundo no le ponía atención Mientras
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más destapaba champaña para ensopar a
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sus amigos más alocadamente parían sus
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animales y más se convencía el de que su
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buena estrella no era cosa de su
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conducta sino influencia de petracotes
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su concubina cuyo amor tenía la virtud
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de exasperar a la naturaleza
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tan persuadido estaba de que era ese el
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origen de su fortuna que nunca tuvo a
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petracotes lejos de sus crías y aun
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cuando se casó Y tuvo hijos siguió
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viviendo con ella con el consentimiento
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de Fernanda
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sólido Monumental como sus abuelos Pero
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con un gozo vital y una simpatía
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Irresistible que ellos no tuvieron
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Aureliano segundo apenas si tenía tiempo
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de vigilar sus ganados le bastaba con
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llevar a petracotes a sus criaderos y
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pasearla a caballo por sus tierras para
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que todo animal marcado con su hierro
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sucumbiera a la peste irremediable de la
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proliferación como todas las cosas
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buenas que les ocurrieron en su larga
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vida aquella fortuna desmandada tuvo
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origen en la casualidad hasta el final
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de Las Guerras petracote seguía
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sosteniéndose con el producto de sus
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rifas y Aureliano segundo se las
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arreglaba para saquear de vez en cuando
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las alcancías de Úrsula
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formaban una pareja frívola sin más
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preocupaciones que la de acostarse todas
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las noches aún en las fechas prohibidas
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y retozar en la cama hasta el amanecer
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Esa mujer ha sido tu perdición le
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gritaba Úrsula al bisnieto cuando lo
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veía entrar a la casa como un sonámbulo
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te tiene tan embobado que un día de
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estos te veré retorciéndote de cólicos
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con un sapo metido en la barriga José
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Arcadio segundo que demoró mucho tiempo
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para descubrir la suplantación no
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lograba entender la pasión de su hermano
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recordaba a petracotes como una mujer
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convencional más bien perezosa en la
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cama y completamente desprovista de
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recursos para el amor
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sordo al clamor de Úrsula y a las burlas
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de su hermano Aureliano segundo solo
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pensaba entonces en encontrar un oficio
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que le permitirá sostener una casa para
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petracotes y morirse con ella sobre ella
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y debajo de ella en una noche de
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desafuero febril cuando el coronel
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Aureliano Buendía volvió a abrir el
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taller seducido al fin por los encantos
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pacíficos de la vejez Aureliano segundo
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pensó que sería un buen negocio
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dedicarse a la fabricación de pescaditos
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de oro
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pasó muchas horas en el cuartito
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caluroso viendo como las duras láminas
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de metal trabajadas por el coronel con
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la paciencia inconcebible del desengaño
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se iban convirtiendo poco a poco en
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escamas doradas el oficio le pareció tan
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laborioso y era tan persistente y
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apremiante el recuerdo de petracotes que
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al cabo de tres semanas desapareció del
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taller fue en esa época que le dio a
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petracotes por rifar conejos se
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reproducían y se volvían adultos con
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tanta rapidez que apenas daban tiempo
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para vender los números de la rifa al
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principio Aureliano segundo no advirtió
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las alarmantes proporciones de la
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proliferación pero una noche cuando ya
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nadie en el pueblo quería oír hablar de
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las rifas de conejos sintió un estruendo
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en la pared del patio No te asustes dijo
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petracotes
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son los conejos no pudieron dormir más
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atormentados por el tráfico de los
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animales
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al amanecer Aureliano segundo abrió la
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puerta y vio el patio empedrado de
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conejos azules en el resplandor del Alba
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petracotes muerta de risa no resistió la
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tentación de hacerle una broma
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estos son los que nacieron anoche dijo
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Qué horror dijo él por qué no pruebas
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con vacas
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pocos días después tratando de desahogar
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su patio petracotes cambió los conejos
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por una vaca que dos meses más tarde
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parió trillizos así empezaron las cosas
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de la noche a la mañana Aureliano
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segundo se hizo dueño de tierras y
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ganados y apenas si tenía tiempo de
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ensanchar las caballerizas y pocilgas
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desbordadas era una prosperidad de
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delirio que al mismo le causaba risa y
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no podía menos que asumir actitudes
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extravagantes para descargar su buen
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humor
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apártense vacas que la vida es corta
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gritaba
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Úrsula se preguntaba en que enredo se
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había metido si no estaría robando si no
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había terminado por volverse cuatrero y
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cada vez que lo veía destapando champaña
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por el puro placer de echarse la espuma
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en la cabeza le reprochaba a gritos el
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desperdicio
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lo molestó tanto que un día en que
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Aureliano segundo amaneció con el humor
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rebozado apareció con un cajón de dinero
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una lata de engrudo y una brocha y
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cantando a voz en cuello las viejas
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canciones de Francisco el hombre
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empapeló la casa por dentro y por fuera
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y de arriba abajo con billetes de a peso
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la antigua mansión pintada de blanco
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desde los tiempos en que llevaron la
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pianola adquirió el aspecto equivoco de
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una mezquita en medio del alboroto de la
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familia del escándalo de Úrsula del
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júbilo del pueblo que abarrotó la calle
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para presenciar la glorificación del
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despilfarro Aureliano segundo terminó
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por empapelar desde la fachada hasta la
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cocina inclusive los baños y dormitorios
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y arrojó los billetes sobrantes en el
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patio ahora dijo finalmente Espero que
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nadie en esta casa me vuelva a hablar de
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plata
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así fue
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Úrsula hizo quitar los billetes
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adheridos a las grandes tortas de cal y
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volvió a pintar la casa de blanco Dios
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mío suplicaba
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haznos tan pobres como éramos cuando
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fundamos este pueblo no sea que en la
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otra vida nos vayas a cobrar esta
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dilatación
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sus súplicas fueron escuchadas en
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sentido contrario en efecto uno de los
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trabajadores que desprendía los billetes
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tropezó por descuido con un enorme San
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José de yeso que alguien había dejado en
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la casa en los últimos años de la guerra
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y la imagen hueca se despedazó contra el
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suelo
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estaba atiborrada de monedas de oro
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nadie recordaba quién había llevado
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aquel santo de tamaño natural lo
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trajeron tres hombres explicó amaranta
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me pidieron que lo guardáramos mientras
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pasaba la lluvia y yo les dije que lo
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pusieran ahí en el rincón donde nadie
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fuera a tropezar con él y ahí lo
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pusieron con mucho cuidado y ahí ha
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estado desde entonces porque nunca
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volvieron a buscarlo
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en los últimos tiempos Úrsula le había
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puesto velas y se había postrado ante él
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sin sospechar que en lugar de un santo
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estaba adorando casi 200 kilogramos de
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oro
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la tardía comprobación de su
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involuntario paganismo agravó su
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desconsuelo
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escupió el espectacular montón de
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monedas lo metió en tres sacos de lona y
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lo enterró en un lugar secreto en espera
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de que tarde o temprano los tres
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desconocidos fueran a reclamaría mucho
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Después en los años difíciles de su
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decrepitud Úrsula solía intervenir en
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las conversaciones de los numerosos
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viajeros que entonces pasaban por la
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casa y les preguntaba si durante la
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Guerra no habían dejado allí un San José
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de yeso para que lo guardaran mientras
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pasaba la lluvia
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estas cosas que tanto consternaban a
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Úrsula eran corrientes en aquel tiempo
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macondo naufragaba en una prosperidad de
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milagro las casas de barro y Caña Brava
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de los fundadores habían sido
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reemplazadas por construcciones de
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ladrillo con persianas de madera y pisos
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de cemento que hacían más llevadero el
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calor sofocante de las dos de la tarde
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de la antigua aldea de José Arcadio
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Buendía solo quedaban entonces Los
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Almendros polvorientos destinados a
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resistir a las circunstancias más arduas
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y el río de aguas diáfanas cuyas piedras
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prehistóricas fueron pulverizadas por
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las enloquecidas almacenas de José
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Arcadio segundo cuando se empeñó en
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despejar el cauce para establecer un
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servicio de navegación fue un sueño
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delirante comparable apenas a los de su
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bisabuelo porque el hecho pedregoso y
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los numerosos tropiezos de la corriente
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impedían el tránsito desde macondo hasta
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el mar Pero José Arcadio segundo en un
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imprevisto arranque de temeridad se
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empecino en el proyecto hasta entonces
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no había dado ninguna muestra de
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imaginación
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salvo su precaria aventura con
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petracotes nunca se le había conocido
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mujer
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Úrsula lo tenía como el ejemplar más
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apagado que había dado la familia en
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toda su historia incapaz de destacarse
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ni siquiera como alborotador de gallegas
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cuando el coronel Aureliano Buendía le
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contó la historia del galeón español
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encallado a 12 km del mar cuyo costillar
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carbonizado vio el mismo durante la
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Guerra el relato que a tanta gente
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durante tanto tiempo le pareció
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fantástico fue una revelación para José
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Arcadio segundo
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remató sus gallos al mejor postor
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reclutó hombres y compró herramientas y
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se empeñó en la descomunal empresa de
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romper piedras excavar canales despejar
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escollos y hasta emparejar cataratas ya
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Esto me lo sé de memoria gritaba Úrsula
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es como si el tiempo diera vueltas en
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redondo y hubiéramos vuelto al principio
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cuando estimó que el río era navegable
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josé Arcadio segundo hizo a su hermano
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una exposición pormenorizada de sus
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planes y este le dio el dinero que le
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hacía falta para su empresa
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desapareció por mucho tiempo
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se había dicho que su proyecto de
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comprar un barco no era más que una
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triquiñuela para alzarse con el dinero
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del hermano Cuando se divulgó la noticia
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de que una extraña nave se aproximaba al
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pueblo los habitantes de macondo que ya
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no recordaban las empresas colosales de
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José Arcadio Buendía se precipitaron a
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la Ribera y vieron con ojos pasmados de
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incredulidad la llegada del primer y
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último barco que atracó jamás en el
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pueblo no era más que una balsa de
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troncos arrastrada mediante gruesos
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cables por 20 hombres que caminaban por
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la Ribera en la proa con un brillo de
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satisfacción en la mirada José Arcadio
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segundo dirigía la dispendiosa maniobra
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junto con él llegaba un grupo de
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matronas espléndidas que se protegían
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del sol abrazante con vistosa sombrillas
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y tenían en los hombros preciosos
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pañolones de seda y ungüentos de colores
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en el rostro flores naturales en el
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cabello y serpientes de oro en los
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brazos y diamantes en los dientes
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la balsa de troncos fue el único
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vehículo que José Arcadio segundo pudo
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remontar hasta macondo Y solo por una
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vez pero nunca reconoció el fracaso de
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su empresa sino que proclamó su hazaña
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como una victoria de la voluntad
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rindió cuentas escrupulosas a su hermano
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y muy pronto volvió a hundirse en la
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rutina de los gallos lo único que quedó
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de aquella desventurada iniciativa fue
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el soplo de renovación que llevaron las
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matronas de Francia cuyas artes
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magníficas cambiaron los métodos
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tradicionales del amor y cuyo sentido
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del bienestar social arrasó con la
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anticuada tienda de Catarino y
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transformó la calle en un bazar de
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farolitos japoneses y organillos
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nostálgicos fueron ellas las promotoras
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del carnaval sangriento que durante tres
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días hundió a macondo en el delirio y
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cuya única consecuencia perdurable fue
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haberle dado a Aureliano segundo la
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oportunidad de conocer a Fernanda del
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Carpio
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remedios la bella fue proclamada reina
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Úrsula que se estremecía ante la belleza
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inquietante de la bisnieta no pudo
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impedir la elección hasta entonces había
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conseguido que no saliera a la calle
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como no fuera para ir a misa con
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amaranta pero la obligaba a cubrirse la
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cara con una mantilla negra los hombres
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menos piadosos los que se disfrazaban de
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curas para decir misas acrílicas en la
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tienda de Catarino asistían a la iglesia
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con el único propósito de ver aunque
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fuera un instante el rostro de remedios
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la bella de cuya hermosura legendaria se
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hablaba con un fervor sobrecogido en
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todo el ámbito de la ciénaga pasó mucho
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tiempo antes de que lo consiguieran y
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más les hubiera valido que la ocasión no
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llegara nunca porque la mayoría de ellos
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no pudo recuperar jamás la flacidez del
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sueño el hombre que lo hizo posible un
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Forastero perdió para siempre la
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serenidad se enredó en los medales de la
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abyección y la miseria y años después
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fue despedazado por un tren nocturno
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cuando se quedó dormido sobre Los Rieles
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desde el momento en que se le vio en la
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iglesia con un vestido de pana verde y
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un chaleco bordado nadie puso en duda
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que iba desde muy lejos tal vez de una
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remota ciudad del exterior atraído por
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la fascinación mágica de remedios la
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bella era tan hermoso tan Gallardo y
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reposado de una prestancia también
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llevada que Pietro Crespo junto a él
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habría parecido un siete vecino y muchas
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mujeres murmuraron entre sonrisas de
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despecho que era el que verdaderamente
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merecía la mantilla no alternó con nadie
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en macondo
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aparecía al amanecer del domingo como un
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príncipe de cuento en un caballo con
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estribos de plata igual grapas de
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terciopelo y abandonaba el pueblo
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después de la misa
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era tal el poder de su presencia que
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desde la primera vez que se le vio en la
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iglesia todo el mundo dio por sentado
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que entre él y remedios La Bella se
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había establecido un duelo callado y
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tenso un Pacto Secreto un desafío
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irrevocable cuya culminación no podía
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ser solamente el amor sino también la
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muerte El sexto domingo El caballero
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apareció con una rosa amarilla en la
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mano oyó la misa de pie como lo hacía
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siempre y al final se interpuso al paso
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de remedios La Bella y le ofreció la
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rosa solitaria ella la recibió con un
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gesto natural como si hubiera estado
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preparada para aquel homenaje Y entonces
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se descubrió el rostro Por un instante y
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dio las gracias con una sonrisa fue todo
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cuanto hizo pero no solo para el
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caballero sino para todos los hombres
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que tuvieron el desdichado privilegio de
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vivirlo aquel fue un instante eterno
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el caballero instalaba desde entonces la
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banda de música junto a la ventana de
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remedios La Bella y a veces hasta el
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amanecer
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Aureliano segundo fue el único que
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sintió por el una compasión cordial y
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trató de quebrantar su perseverancia no
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pierda más el tiempo le dijo una noche
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las mujeres de esta casa son peores que
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las mulas le ofreció su amistad lo
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invitó a bañarse en champaña trató de
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hacerle entender que las hembras de su
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familia tenían entrañas de pedernal pero
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no consiguió vulnerar su obstinación
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exasperado por las interminables noches
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de música el coronel Aureliano Buendía
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lo amenazó con curarle la ficción a
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pistoletazos nada lo hizo desistir salvo
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su propio y lamentable estado de
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desmoralización
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de apuesto impecable se hizo bill y
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arrepiento
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se rumoraba que había abandonado poder y
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fortuna en su lejana nación Aunque en
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verdad no se conoció nunca su origen se
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volvió hombre de pleitos pendenciero de
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cantina y amaneció revolcado en sus
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propias excrecencias en la tienda de
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Catarino
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lo más triste de su drama era que
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remedios la bella no se fijó en el ni
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siquiera cuando se presentaba a la
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iglesia vestido de Príncipe Recibió la
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rosa amarilla sin la menor malicia más
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bien divertida por la extravagancia del
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gesto y se levantó la mantilla Para
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verle mejor la cara y no para mostrarle
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la suya en realidad remedios la bella no
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era un ser de este mundo hasta muy
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avanzada la pubertad Santa Sofía de La
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Piedad tuvo que bañarla y ponerle la
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ropa y aún cuando pudo valerse por sí
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misma había que vigilarla para que no
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pintara animalitos en las paredes con
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una varita embadurnada de su propia caca
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llegó a los 20 años sin aprender a leer
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y escribir sin servirse de los cubiertos
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en la mesa paseándose desnuda por la
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casa porque su naturaleza se resistía a
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cualquier clase de convencionalismos
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cuando el joven comandante de la guardia
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le declaró su amor lo rechazó
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Sencillamente porque la asombró
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frivolidad
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Fíjate que simple es le dijo a amaranta
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dice que se está muriendo por mí como si
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yo fuera un cólico miserere cuando en
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efecto lo encontraron muerto junto a su
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ventana remedios la bella confirmó su
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impresión inicial Ya ven comentó era
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completamente simple
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parecía como si una lucidez penetrante
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le permitirá ver la realidad de las
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cosas más allá de cualquier formalismo
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ese era al menos el punto de vista del
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Coronel Aureliano Buendía para quien
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remedios la bella no era en modo alguno
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retrasada mental como se creía sino todo
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lo contrario es como si viniera de
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regreso de 20 años de guerra solía decir
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Úrsula por su parte le agradecía a Dios
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que hubiera premiado a la familia con
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una criatura de una pureza excepcional
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pero al mismo tiempo la conturbaba su
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hermosura porque le parecía una virtud
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contradictoria una trampa diabólica en
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el centro de la candidez
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fue por eso que decidió apartarla del
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mundo preservarla de toda tentación
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Terrenal sin saber qué remedios la bella
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Ya desde el vientre de su madre estaba a
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salvo de cualquier contagio Nunca le
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pasó por la cabeza la idea de que la
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eligieran reina de la belleza en el
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pandemonio de un carnaval pero Aureliano
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segundo embullado con la ventolera de
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disfrazarse de tigre llevó al padre
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Antonio Isabel a la casa para que
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convenciera a Úrsula de que el carnaval
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no era una Fiesta pagana como Ella decía
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sino una tradición católica
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finalmente convencida Aunque a
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regañadientes dio el consentimiento para
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la coronación la noticia de que remedios
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Buen día iba a hacer la soberana del
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festival rebasó en pocas horas los
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límites de la ciénaga llegó hasta
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lejanos territorios donde se ignoraba el
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inmenso prestigio de su belleza y
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suscitó la inquietud de quienes todavía
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consideraban su apellido como un símbolo
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de la subversión
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era una inquietud infundada
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si alguien resultaba inofensivo en aquel
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tiempo era el envejecido y desencantado
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Coronel Aureliano Buendía que poco a
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poco había ido perdiendo todo contacto
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con la realidad de la nación
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encerrado en su taller su única relación
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con el resto del mundo era el comercio
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de pescaditos de oro uno de los antiguos
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soldados que vigilaron su casa en los
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primeros días de la paz iba a venderlos
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a las poblaciones de la ciénaga y
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regresaba cargado de monedas y de
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noticias que el gobierno conservador
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decía con el apoyo de los liberales
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estaba reformando el calendario para que
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cada presidente estuviera 100 años en el
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poder que por fin se había firmado el
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concordato con la santa sede y que había
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venido desde Roma un cardenal con una
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corona de diamantes y en un trono de oro
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macizo y que los ministros liberales se
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habían hecho retratar de rodillas en el
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acto de besarle el anillo
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que la corista principal de una compañía
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española de paso por la capital había
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sido secuestrada en su camerino por un
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grupo de enmascarados y el domingo
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siguiente había bailado desnuda en la
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casa de verano del presidente de la
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república no me hables de política le
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decía el coronel nuestro asunto es
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vender pescaditos el rumor público de
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que no quería saber nada de la situación
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del país porque se estaba enriqueciendo
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con su taller provocó las risas de
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Úrsula cuando llegó a sus oídos con su
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terrible sentido práctico ella no podía
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entender el negocio del Coronel que
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cambiaba los pescaditos por monedas de
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oro y luego convertía las monedas de oro
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en pescaditos Y así sucesivamente de
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modo que tenía que trabajar cada vez más
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a medida que más vendía para satisfacer
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un círculo vicioso exasperante En verdad
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lo que le interesaba a él no era el
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negocio sino el trabajo
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hacía falta tanta concentración para
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engarzar escamas incrustar minúsculos
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hubiesen los ojos laminar agallas y
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montar timones que no le quedaba un solo
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vacío para llenarlo con la desilusión de
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la guerra tan absorbente era la atención
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que le exigía el preciosismo de su
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artesanía que en poco tiempo envejeció
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más que en todos los años de guerra y la
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posición de torció la espina dorsal y la
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milimetría le desgastó la vista Pero la
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concentración implacable lo premió con
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la paz del espíritu la última vez que se
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le vio atender algún asunto relacionado
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con la guerra fue cuando un grupo de
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veteranos de ambos partidos solicitó su
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apoyo para la aprobación de las
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pensiones vitalicias siempre prometidas
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y siempre en El Punto de partida
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olvídense de eso les dijo él ya ven que
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yo rechacé mi pensión para quitarme la
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tortura de estaría esperando hasta la
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muerte
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al
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principio el
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Coronel jerineldo Márquez lo visitaba a
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la atardecer Y ambos se sentaban en la
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puerta de la calle a evocar el pasado
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pero amaranta no pudo soportar los
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recuerdos que le suscitaba aquel hombre
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cansado cuya calvicie lo precipitaba al
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Abismo de una ancianidad prematura y lo
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atormentó con desaires injustos hasta
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que no volvió sino en ocasiones
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especiales y desapareció finalmente
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anulado por la parálisis
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taciturno silencioso insensible al nuevo
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soplo de vitalidad que estremecía la
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casa el coronel Aureliano Buendía apenas
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y comprendió que el secreto de una buena
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vejez No es otra cosa que un pacto
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honrado con la soledad
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se levantaba a las cinco después de un
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sueño superficial tomaba en la cocina su
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eterno tazón de café amargo se encerraba
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todo el día en el taller y a las 4 de la
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tarde pasaba por el corredor arrastrando
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un taburete sin fijarse siquiera en el
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incendio de Los rosales ni en el brillo
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de la hora ni en la invalidez de
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amaranta cuya melancolía hacia un ruido
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de marmita perfectamente perceptible al
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atardecer y se sentaba en la puerta de
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la calle hasta que se lo permitían los
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mosquitos alguien se atrevió alguna vez
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a perturbar su soledad cómo está Coronel
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le dijo al pasar aquí contestó él
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Esperando que pase mi entierro de modo
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que la inquietud causada por la
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reaparición pública de su apellido a
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propósito del reinado de remedios la
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bella carecía de fundamento real
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muchos sin embargo no lo creyeron así
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Inocente de la tragedia que lo amenazaba
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el pueblo se desbordó en la plaza
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pública en una bulliciosa explosión de
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alegría
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el carnaval había alcanzado su más alto
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nivel de locura Aureliano segundo había
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satisfecho por fin su sueño de
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disfrazarse de tigre y andaba feliz
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entre la muchedumbre desaforada ronco de
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tanto roncar cuando apareció por el
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camino de la ciénaga una comparsa
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multitudinaria llevando en andas doradas
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a la mujer más fascinante que hubiera
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podido concebir la imaginación por un
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momento los pacíficos habitantes de
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macondo se quitaron las máscaras para
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ver mejor la deslumbrante criatura con
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corona de esmeraldas y capa de armiño
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que parecía investida de una autoridad
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legítima y no Simplemente de una
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soberanía de lentejuelas y papel crespón
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no faltó quien tuviera la suficiente
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clarividencia para sospechar que se
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trataba de una provocación pero
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Aureliano segundo se sobrepuso de
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inmediato a la perplejidad declaró
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huéspedes de honor a los recién llegados
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y sentó salomónicamente remedios La
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Bella y a la reina intrusa en el mismo
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pedestal
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hasta la medianoche los forasteros
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disfrazados de beduinos participaron del
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delirio y hasta lo enriquecieron con una
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pirotecnia suntuosa y unas virtudes
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acrobáticas que hicieron pensar en las
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artes de los gitanos de pronto en el
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paroxismo de la fiesta alguien rompió el
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delicado equilibrio
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viva el partido liberal gritó
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viva el coronel Aureliano Buendía las
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descargas de fusilería ahogaron el
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esplendor de los fuegos artificiales y
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los gritos de terror anularon La música
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y el júbilo fue aniquilado por el pánico
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muchos años después seguiría firmándose
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que la guardia real de la soberana
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intrusa era un escuadrón del ejército
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regular que debajo de sus ricas chilabas
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escondían fusiles de reglamento el
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gobierno rechazó el cargo En un bando
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extraordinario y prometió una
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investigación terminante del episodio
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sangriento
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pero la verdad no se esclareció uno
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nunca y prevaleció para siempre la
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versión de que la guardia real sin
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provocación de ninguna índole tomó
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posiciones de combate a una seña de su
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comandante y disparó sin Piedad contra
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la muchedumbre cuando se restableció la
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calma no quedaba en el pueblo uno solo
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de los falsos beduinos y quedaron
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tendidos en la plaza entre muertos y
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heridos nueve payasos cuatro colombinas
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17 reyes de baraja un tres
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músicos dos pares de Francia y tres
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emperatrices japonesas en la confusión
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del pánico José Arcadio segundo logró
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poner a salvo a remedios La Bella y
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Aureliano segundo llevó en brazos a la
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casa a la soberana intrusa con el traje
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desgarrado y la capa de armiño embarrada
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de sangre
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se llamaba Fernanda del Carpio la habían
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seleccionado como la más hermosa entre
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las 5000 mujeres más hermosas del país y
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la habían llevado a macondo con la
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promesa de nombrar la reina de
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Madagascar
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Úrsula se ocupó de ella como si fuera
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una hija
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el pueblo en lugar de poner en duda su
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inocencia se compadeció de su candidez
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seis meses después de la masacre cuando
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se restablecieron los heridos y se
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marchitaron las últimas flores en la
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fosa común Aureliano segundo fue a
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buscarla a la distancia ciudad donde
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vivía con su padre y se casó con ella en
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macondo En una fragosa parranda de 20
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días
