Cómo se enriqueció China | El ascenso de china explicado | Documentación

En las últimas décadas, China ha experimentado una transformación impresionante, emergiendo de un pasado comunista empobrecido para convertirse en una fuerza económica global. La clave de su auge estuvo en abandonar la ideología enfocada en la lucha de clases y adoptar un enfoque pragmático hacia el mercado. Este enfoque permitió sacar a millones de la pobreza y establecer el camino para convertirse en la principal economía del mundo.

Desde el siglo XIX, China ha enfrentado numerosos desafíos en su camino hacia la modernidad, desde invasiones extranjeras hasta guerras civiles y malas decisiones políticas como la Revolución Cultural. Durante mucho tiempo, la nación permaneció cerrada y complaciente, lo que llevó a un declive significativo. Sin embargo, el cambio era inminente, pues la necesidad de un nuevo camino se hizo cada vez más evidente.

Con la muerte de Mao en 1976, se abrió una ventana de oportunidad para reformas. Deng Xiaoping regresó del exilio y, partiendo de su experiencia personal con los fracasos del maoísmo, promovió un enfoque centrado en la prosperidad económica y la estabilidad, bajo el liderazgo unipartidista del Partido Comunista. Este cambio de rumbo marcó el inicio de la transformación económica de China.

En 1977, Deng impulsó la reforma educativa reestableciendo los exámenes universitarios, interrumpidos por la Revolución Cultural. Este paso fue crucial para cultivar el talento humano necesario para el desarrollo de China. La iniciativa marcó un punto de inflexión en la percepción de los jóvenes sobre su futuro, conduciendo a una recuperación intelectual crucial para el avance del país.

A finales de los años 70, observaciones de modelos económicos foráneos y un ambiente internacional cambiante motivaron a Deng a implementar reformas económicas. Estas reformas comenzaron con la agricultura y el sistema de responsabilidad familiar, lo que devolvió autonomía a los campesinos y aumentó la productividad. Este proceso se convirtió en el fundamento del crecimiento económico de China.

En 1978, China comenzó a establecer relaciones diplomáticas significativas, como las con Estados Unidos, lo que facilitó su integración económica global. Este acercamiento proporcionó a China un acceso crucial a mercados y tecnologías occidentales, hecho que Deng Xiaoping supo utilizar magistralmente para avanzar en su agenda de modernización.

Las Zonas Económicas Especiales (ZEEs) establecidas a finales de los años 70 fueron fundamentales para el experimento capitalista de China dentro de su sistema comunista. Esto permitió que el país experimentara con el mercado libre en ciertas regiones, como Shenzhen, lo cual atrajo inversión extranjera y demostró ser un modelo exitoso que se expandió por toda China.

La liberalización económica permitió el auge de las pequeñas empresas, y en 1979, China emitió sus primeros certificados de negocio privado. Estas reformas desenfrenaron la energía emprendedora de su pueblo, fomentando una cultura de innovación que complementaría las capacidades del estado para desarrollar un gigante manufacturero.

China adoptó un modelo pragmático que combinó la planificación estatal con el dinamismo del mercado. Este enfoque desafió el pensamiento económico convencional y potenció la industrialización acelerada del país, elevando drásticamente el nivel de vida de millones de sus ciudadanos en tiempo récord.

A pesar de los impresionantes logros económicos y sociales, el Partido Comunista Chino mantuvo un control político estricto, limitando las reformas únicamente a la economía. Esto creó un sistema político autoritario pero con un dinamismo económico notable. La apuesta de China por mantener el control estatal se ha mantenido sólida, mientras sigue su camino hacia una modernización económica.