Cada año, el día en que se publicaban los resultados del examen de ingreso a la universidad, el...

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Ringkasan

TLDRLa historia sigue a Jenev, una estudiante que se enfrenta a la desaparición de su hermana y otros estudiantes destacados en su ciudad. A medida que investiga, descubre un oscuro proyecto que busca controlar a los estudiantes más brillantes, llevándolos a la desaparición o a la reprogramación. Jenev, impulsada por el deseo de encontrar la verdad y salvar a su hermana, se une a un grupo de aliados para exponer el proyecto. A pesar de sus esfuerzos, la historia termina con la incertidumbre sobre el destino de su hermana, dejando abierta la posibilidad de una lucha continua contra un sistema corrupto.

Takeaways

  • 🕵️‍♀️ La búsqueda de la verdad es fundamental.
  • 📚 La presión académica puede tener consecuencias devastadoras.
  • ⚠️ Las desapariciones de estudiantes son parte de un patrón oscuro.
  • 📝 La firma de documentos puede tener implicaciones graves.
  • 🔍 La investigación puede revelar secretos ocultos.
  • 💔 La familia y el sacrificio son temas centrales.
  • 🚨 La lucha contra un sistema corrupto es peligrosa pero necesaria.
  • 📖 La historia de cada estudiante es única y valiosa.
  • 💡 La esperanza puede surgir incluso en la oscuridad.
  • 🔗 La conexión entre los estudiantes es vital para la resistencia.

Garis waktu

  • 00:00:00 - 00:05:00

    Cada año, en la ciudad, el estudiante con la puntuación más alta en el examen de ingreso a la universidad desaparece en circunstancias extrañas, lo que genera temor entre los estudiantes. La protagonista, motivada por la desaparición de su hermana, decide obtener la mejor puntuación para descubrir la verdad detrás de estos misterios.

  • 00:05:00 - 00:10:00

    La protagonista recuerda cómo su madre, tras la muerte de su padre, se dedicó a criar a ella y a su hermana. A pesar de las advertencias sobre los riesgos de ser la mejor puntuada, su hermana decide arriesgarse y obtiene una excelente calificación, pero desaparece, dejando a la protagonista con la necesidad de buscar respuestas.

  • 00:10:00 - 00:15:00

    La protagonista se prepara para el examen, sintiendo la presión de la historia familiar. Al obtener la mejor puntuación, se enfrenta a la desaprobación de sus compañeros y a la preocupación de su madre. Sin embargo, decide transmitir en vivo su experiencia para exponer la verdad sobre las desapariciones.

  • 00:15:00 - 00:20:00

    Durante la transmisión en vivo, la protagonista revela que su hermana nunca la llamó por su nombre completo, sugiriendo que alguien más escribió la nota que se encontró con ella. A medida que la transmisión avanza, la protagonista se da cuenta de que hay un patrón en las desapariciones de estudiantes destacados.

  • 00:20:00 - 00:25:00

    La protagonista investiga más sobre los casos de desapariciones y descubre que hay una organización detrás de todo esto. A medida que la presión aumenta, comienza a recibir mensajes extraños y se siente observada, lo que la lleva a buscar refugio en casa de su amiga.

  • 00:25:00 - 00:30:00

    Al llegar a casa, la protagonista encuentra un sobre con un mensaje inquietante que la lleva a cuestionar la lealtad de su madre. Decide investigar más sobre su hermana y otros estudiantes desaparecidos, encontrando pistas que la llevan a un antiguo archivo en su escuela.

  • 00:30:00 - 00:35:00

    La protagonista se encuentra con Elías, un estudiante que también investiga las desapariciones. Juntos descubren que hay un proyecto secreto que busca controlar a los estudiantes más brillantes, y que su hermana podría haber sido víctima de este sistema.

  • 00:35:00 - 00:44:23

    Finalmente, la protagonista y Elías planean infiltrarse en el complejo donde se llevan a cabo las evaluaciones. A medida que se desarrolla la historia, se enfrentan a la verdad sobre el proyecto y la lucha por la libertad de los estudiantes, mientras la protagonista busca a su hermana y la verdad detrás de su desaparición.

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Video Tanya Jawab

  • ¿Qué sucede con los estudiantes que obtienen las mejores calificaciones?

    Desaparecen en circunstancias extrañas.

  • ¿Qué motivó a Jenev a estudiar tanto?

    La desaparición de su hermana, quien también fue la mejor puntuada.

  • ¿Qué es el proyecto Heia?

    Un programa que busca identificar y controlar a estudiantes con alto potencial.

  • ¿Cómo se enteró Jenev de la verdad detrás de las desapariciones?

    A través de su investigación y la ayuda de un ex estudiante llamado Elías.

  • ¿Qué papel juega la madre de Jenev en la historia?

    Ella firmó un documento que permitió que su hija y su hermana fueran parte del proyecto.

  • ¿Qué ocurre al final de la historia?

    El proyecto es expuesto, pero la hermana de Jenev sigue desaparecida.

  • ¿Qué mensaje se transmite sobre la presión académica?

    La historia muestra el impacto emocional y las consecuencias de la presión sobre los estudiantes.

  • ¿Qué simboliza la carta anónima que recibe Jenev al final?

    Un indicio de que la lucha por la verdad continúa y que hay más por descubrir.

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es
Gulir Otomatis:
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    Cada año un escalofrío recorría nuestra
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    ciudad. El día de la publicación de los
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    resultados del examen de ingreso a la
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    universidad, el estudiante con la
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    puntuación más alta desaparecía en
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    circunstancias extrañas. Cuanto más alta
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    la nota, más inquietante era el
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    desvanecimiento. La policía, en
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    respuesta attentó una unidad especial
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    para investigar, pero por mucho que se
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    esforzaran, nunca lograban desentrañar
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    el misterio. Advertencia, este video
  • 00:00:26
    contiene una historia de ficción que
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    aborda temas delicados como el duelo, la
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    presión académica y el impacto emocional
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    en jóvenes estudiantes. Se recomienda
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    discreción, contenido apto para mayores
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    de 16 años. El temor creció entre los
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    estudiantes. Algunos aterrorizados
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    empezaron a bajar sus notas
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    intencionalmente para no arriesgarse a
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    ser los primeros. Pero yo no. Yo estudié
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    más que nadie y obtuve una puntuación
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    perfecta, la más alta en la historia de
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    nuestra ciudad. Hice esto porque hace 3
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    años mi hermana fue la mejor puntuada y
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    algo terrible le pasó. Yo estaba allí y
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    lo vi con mis propios ojos. Desde
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    entonces juré que encontraría la verdad
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    e iba a hacer que los responsables
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    respondieran por lo que ocurrió, el
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    legado de sacrificio. Mi papá falleció
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    el año en que nací. Desde entonces mi
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    mamá nos crió sola, a mi hermana y a mí.
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    Trabajaba en todo lo que podía para que
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    no nos faltara comida ni educación.
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    Muchos hombres le propusieron
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    matrimonio, ofreciendo estabilidad
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    económica y ayuda con la crianza, pero
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    ella siempre los rechazó. Tenía miedo de
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    que nos hiciéramos daño y permitía que
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    alguien más entrara en nuestras vidas.
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    Por ella, mi hermana y yo estudiábamos
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    con dedicación. Queríamos darle una vida
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    más tranquila, más justa. 3 años atrás
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    fue el turno de mi hermana de presentar
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    el examen de ingreso. Para entonces, los
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    incidentes relacionados con los primeros
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    puestos ya eran ampliamente conocidos
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    por todos los estudiantes más
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    destacados. Se sentían nerviosos. Sabían
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    que había un patrón extraño alrededor de
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    quienes ocupaban el primer lugar.
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    Recuerdo haberle pedido que no apuntara
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    tan alto, que tal vez era mejor no
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    arriesgarse. Pero ella solo me sonrió y
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    dijo, "He trabajado duro durante años
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    para darte una vida mejor a ti y a mamá.
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    No voy a echar todo a perder ahora." No
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    te preocupes, no me va a pasar nada.
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    Además, creo que esas historias son solo
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    eso. Coincidencias. Y cumplió su
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    palabra. Sacó una de las mejores notas
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    de todos los tiempos. Pero ese mismo día
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    algo cambió. El adiós silencioso. En
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    medio del silencio de la tarde, mi
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    hermana subió al tejado del edificio
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    donde vivíamos. Yo la vi desde abajo y
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    también estaba mamá. No dijo ni una
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    palabra, solo nos miró. En su mano
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    sostenía una hoja con una frase escrita,
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    "Jene vive, hagas lo que hagas, no te
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    conviertas en la mejor puntuada." Fue un
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    momento que jamás olvidaré. Lo que más
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    me desconcertó fue la reacción de mamá.
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    No lloró, solo se quedó quieta mirándola
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    con una expresión difícil de leer. Le
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    pregunté por qué no lloraba y su voz
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    sonó extrañamente neutra cuando dijo,
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    "Ella decidió ser la mejor. No hay nada
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    que hacer." Eso me dejó helada. Mamá
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    siempre había sido una mujer muy
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    emocional. sobre todo con mi hermana. No
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    entendía cómo podía mantenerse tan
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    serena ante algo así. Lo que más me
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    perturbó fue la mirada que mi hermana le
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    dirigió justo antes de aquel momento. No
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    fue miedo, tampoco resignación. Fue algo
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    más, como si estuviera pidiendo ayuda o
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    esperando algo, algo que nunca llegó.
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    Desde entonces no dejé de pensar que tal
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    vez mamá sabía más de lo que decía, la
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    búsqueda de la verdad.
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    Durante los últimos 3 años me preparé,
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    estudié hasta los huesos. Me aseguré de
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    obtener la puntuación más alta. Esta
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    vez, si había una trampa, yo iba a caer
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    en ella, pero iba a hacerlo con los ojos
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    bien abiertos. El día que salieron los
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    resultados, entré a la cocina. Mamá
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    estaba enjuagando arroz para la cena.
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    "Mamá, ¿si pasara algo llorarías?",
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    pregunté. Ella se detuvo solo un
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    momento, como si se lo pensara. Luego se
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    volteó con una expresión confusa. "¿Qué
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    clase de pregunta es esa?" Esperé unos
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    segundos, luego dije con calma. "Ya hice
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    los cálculos. Estoy bastante segura de
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    que seré la mejor puntuada este año. Vi
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    como su rostro se endurecía. Su mirada
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    se apagó un poco. ¡Ah! Felicidades!",
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    dijo sin entusiasmo. Dos palabras
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    suaves, sin emoción. Volvió a enjuagar
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    el arroz como si nada hubiera pasado. Y
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    en ese instante recordé algo que me
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    rompió por dentro. Aquel invierno,
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    cuando tenía 5 años era Navidad y me dio
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    fiebre alta. No había taxis por la
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    nieve. Así que mamá me cargó 10 km hasta
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    el hospital. Sus pies sangraban, sus
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    labios estaban morados. Pero nunca se
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    detuvo hasta que me atendieron. Esa era
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    la mamá que conocía. ¿Qué le había
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    pasado? No dije nada más, solo esperé. Y
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    cuando salieron oficialmente los
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    resultados, fue tal como esperaba.
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    Obtuve una puntuación perfecta, la más
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    alta jamás registrada en nuestra ciudad.
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    La noticia se esparció rápido, primero
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    entre mis compañeros, luego en redes
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    sociales. Pronto todos estaban hablando
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    de mí. Debe estar loca. Eh, no sabe lo
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    que les ha pasado a los mejores puntajes
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    anteriores. Está buscando lo mismo. Su
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    hermana ya pasó por eso. ¿Cómo pudo
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    hacer lo mismo? Algunos sentían
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    compasión por mamá, otros me acusaban de
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    ser imprudente, de haber traicionado
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    todo lo que ella sacrificó por mí. Pero
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    mientras el mundo discutía, yo ya tenía
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    otro plan, la transmisión que despertó
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    al mundo. Abrí una transmisión en vivo
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    desde mi habitación, cerré la puerta,
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    acomodé la cámara para que se viera bien
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    el cuarto y presioné transmitir. En
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    pocos minutos, la transmisión explotó.
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    Miles de personas se unieron. El chat no
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    paraba de moverse. Es ella está
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    transmitiendo ahora. ¿No tiene miedo?
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    ¿Qué pasa si le ocurre lo mismo que a su
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    hermana? Muchos comentarios eran duros.
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    Decían que era desagradecida, que no
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    pensaba en el dolor de su madre. Algunos
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    hasta la llamaban una santa por habernos
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    criado solas. Pero yo me mantuve firme y
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    hablé despacio, como si contara una
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    historia que había estado esperando
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    mucho tiempo. Sí, dije. Mi mamá nos crió
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    sola. Pasamos por momentos difíciles,
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    hambre, frío, soledad. Pero mi hermana
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    siempre fue fuerte. Siempre me decía,
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    "Mientras estés viva, la vida puede
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    mejorar." Ella creía que con su esfuerzo
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    lograría darnos una vida distinta. Por
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    eso no puedo aceptar lo que pasó con
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    ella, porque sé que no fue una decisión
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    suya. Le mostré a la cámara un papel
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    doblado cuidadosamente. Esto dije es lo
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    que sostenía en la mano cuando la
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    encontramos. Una sola frase escrita.
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    Jene vive. Hagas lo que hagas, no te
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    conviertas en la mejor puntuada. Respiré
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    hondo. Sí. La letra coincidía y la
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    policía confirmó que no había señales de
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    terceros, pero aún así algo no encajaba.
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    Miré a la cámara. Mi hermana nunca me
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    llamó por mi nombre completo, jamás.
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    Siempre usaba mi apodo. Esto no lo
  • 00:06:12
    escribió ella. Alguien más lo hizo para
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    encubrir lo que realmente pasó. El chat
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    estalló. ¿Cómo puedes estar tan segura?
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    Y si solo estás confundida, ¿viste algo
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    raro ese día? Pero yo no me detuve.
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    Durante estos 3 años he investigado
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    todos los casos anteriores, todos los
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    estudiantes destacados que
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    desaparecieron. Y les puedo decir algo,
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    ninguno de esos casos tiene sentido.
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    Nada encaja del todo. Hay demasiadas
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    coincidencias, demasiados cabos sueltos.
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    Volví a mirar directo a la cámara con la
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    voz firme. Yo no creo que se hayan ido
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    por decisión propia. Creo que alguien
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    más está detrás de todo esto y creo que
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    ha estado operando en silencio durante
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    años. Los comentarios se llenaron de
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    teorías. Una organización, un castigo
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    secreto para los que sobresalen, un
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    experimento, un sistema corrupto que
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    elimina a los que podrían cambiarlo. Y
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    entonces lo dije, dijeron que cuanto más
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    alta es la nota, más misteriosa es la
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    desaparición. Así que esta vez estoy
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    transmitiendo esto en vivo para que
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    todos lo vean, para que si algo ocurre
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    no puedan ocultarlo otra vez. No
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    temblaba, no lloraba, estaba decidida.
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    Las cifras de espectadores se
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    disparaban. La transmisión llegó a ser
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    tendencia nacional. Hasta la policía,
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    que llevaba años sin respuestas comenzó
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    a tomar medidas. Las sirenas se
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    empezaron a escuchar a lo lejos, pero
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    justo entonces algo cambió. El chat, que
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    estaba lleno de preguntas y comentarios,
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    de repente se inundó con una sola frase
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    repetida una y otra vez. Mira, detrás de
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    ti, detrás de ti, detrás de ti la sombra
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    y el enigma. Mi cuerpo se tensó, me di
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    la vuelta y lo que vi fue algo que nunca
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    podré borrar de mi mente. Mi corazón se
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    aceleró de golpe. Todo mi cuerpo estaba
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    en tensión, como si cada célula supiera
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    que algo no iba bien, pero mis ojos no
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    encontraban nada, nada. Al menos al
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    principio. La cámara seguía encendida,
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    pero había girado. Estaba apuntando
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    hacia la ventana. Yo no la había tocado.
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    Mis manos estaban en mi regazo desde el
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    inicio de la transmisión. Lo juro.
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    Entonces lo oí. Un sonido bajo, como un
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    murmullo distorsionado saliendo de los
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    parlantes de mi computadora. No era una
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    voz humana clara, era algo entre un
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    suspiro y una interferencia electrónica,
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    frío, irregular. Ni siquiera sabía si
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    estaba en otro idioma o simplemente
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    malicioso. Me acerqué despacio, como si
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    el aire mismo se hubiera vuelto denso.
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    Las luces parpadearon una vez, solo una,
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    y la pantalla de mi transmisión se
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    volvió negra por unos segundos.
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    Cuando volvió, los comentarios eran puro
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    caos. Había alguien detrás. Lo vi, lo
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    vi. Había una sombra. Capturen la
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    pantalla. No está sola en ese cuarto.
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    Retrocedí. Miré cada rincón de mi
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    habitación. Abrí el armario. Debajo de
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    la cama, detrás de la cortina. Nada.
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    Todo estaba en orden, exactamente como
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    lo dejé. Excepto por una cosa. Sobre mi
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    escritorio, justo al lado de la laptop,
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    había un sobre blanco. No estaba allí
  • 00:08:54
    antes, estoy completamente segura. tenía
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    mi nombre completo escrito con una
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    caligrafía perfectamente cuidada,
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    Leneviev Elías Navarro. El corazón me
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    martillaba dentro del pecho. El sobre
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    estaba frío al tacto, casi helado, como
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    si hubiera estado guardado en un lugar
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    subterráneo. Me senté lentamente en la
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    silla y lo abrí con manos temblorosas.
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    Dentro había una sola hoja doblada con
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    líneas suaves de tinta azul. El papel
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    estaba ligeramente amarillento. Parecía
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    antiguo. El mensaje estaba escrito a
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    mano. Si estás leyendo esto, ya te están
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    observando. No confíes más en tu madre.
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    Ah, sentí un escalofrío subir por mi
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    espalda. Leí la frase una, dos, tres
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    veces. El trazo de la letra era el mismo
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    estilo de la nota que sostenía mi
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    hermana el día en que murió. Incluso la
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    tinta parecía idéntica. No podía ser una
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    coincidencia.
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    Cerré la laptop de golpe. No quería ver
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    más comentarios. Necesitaba pensar,
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    respirar. Salí corriendo de la
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    habitación y bajé las escaleras de casa
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    descalza, sin abrigo. Aunque hacía frío,
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    mamá no estaba. Su chaqueta no colgaba
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    de su gancho. El auto tampoco estaba en
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    el garaje. Corrí hasta la casa de Nina,
  • 00:10:00
    mi mejor amiga. Vivía a pocas cuadras
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    por suerte. Me abrió de inmediato.
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    "Jeneviv, ¿estás bien? Pareces un
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    fantasma. ¿Puedo quedarme aquí esta
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    noche?", pregunté casi sin voz. No hizo
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    preguntas, solo asintió. Una vez dentro,
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    le conté todo. No la parte de la nota,
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    pero sí lo de la transmisión. La cámara
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    que se movió sola, los susurros, el
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    corte en la imagen. Me miró como si no
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    supiera si creerme o no, pero me ofreció
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    un té caliente y una manta. Esa noche,
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    antes de dormir, revisé el sobre una vez
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    más. En la esquina inferior del papel,
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    apenas visible, había una pequeña marca,
  • 00:10:32
    una G con una línea cruzada como un
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    logotipo. Lo anoté en mi cuaderno. Si
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    era real, si alguien más sabía lo que
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    estaba ocurriendo, necesitaba
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    encontrarlo. Pero en ese momento algo
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    más me dejó helada. En el fondo de mi
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    mochila, donde estaba el cuaderno, había
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    otro papel, uno que yo no puse allí era
  • 00:10:49
    una copia fotostática de un examen de
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    ingreso. El nombre que figuraba en la
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    esquina era de otra chica, Isabela
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    Sánchez. Años anteriores, Isabela había
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    sido una de las estudiantes destacadas
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    que, según la prensa, tomó una decisión
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    trágica. Pero, ¿por qué tenía una copia
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    de su examen? ¿Quién la puso en mi
  • 00:11:05
    mochila? ¿Quién está jugando este juego
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    conmigo? No dormí esa noche. El examen
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    de Isabela, la nota escrita a mano, el
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    sobre, todo se acumulaba en mi cabeza
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    como una mezcla espesa de tinta
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    derramada. No sabía qué conectar
  • 00:11:16
    primero, solo sabía una cosa, no estaba
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    imaginando nada, los archivos perdidos y
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    la nueva pista. A la mañana siguiente,
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    Nina me ofreció quedarme más tiempo.
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    Inventó una excusa para su madre de que
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    teníamos que estudiar juntas para otra
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    prueba. Me quedé en su habitación con la
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    persiana medio baja, una manta sobre los
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    hombros, observando el sobre otra vez.
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    Decidí que era hora de ver qué más podía
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    encontrar. Conecté mi computadora
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    portátil a una red segura desde el
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    cuarto de Nina y comencé a buscar
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    información sobre Isabela Sánchez. No
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    había mucho, una nota de prensa, una
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    imagen antigua de ella sonriendo con
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    uniforme escolar y una línea escueta.
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    Tomó una decisión trágica días después
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    de haber sido reconocida como la mejor
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    puntuada de su generación, nada más.
  • 00:11:55
    Pero entonces recordé algo. Cada escuela
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    de la ciudad tenía una pequeña sala de
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    archivo físico, vieja, polvorienta, pero
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    olvidada. Y mi escuela no era la
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    excepción. Le pedí a Nina que cubriera
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    por mí si mi mamá llamaba. No le dije a
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    dónde iba. Regresé sola al edificio de
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    mi escuela, que estaba parcialmente
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    cerrado por vacaciones de invierno, pero
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    tenía una copia antigua de la llave del
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    club de lectura. Esa llave también abría
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    la puerta trasera del archivo. Entré a
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    media tarde. El aire era más frío que
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    afuera. Polvo suspendido, silencio
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    absoluto. Era como entrar en una cápsula
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    del tiempo. Pasé mis dedos por los
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    estantes buscando el nombre de Isabela,
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    nada en su casillero. Pero en el fondo,
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    entre papeles sueltos, encontré una
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    carpeta sin etiqueta. Adentro, una
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    carta. Estaba firmada por ella, pero no
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    iba dirigida a nadie específico. Era un
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    borrador, algo inacabado. Tal vez un
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    intento de carta abierta. Su contenido
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    me heló la sangre. No sé quién leerá
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    esto, pero si llego a desaparecer, no
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    fue mi elección. Alguien se me acercó
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    semanas antes de los resultados. No sé
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    cómo obtuvieron mi número ni cómo sabían
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    dónde vivía. Solo dijeron que mi
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    rendimiento era perfecto, que querían
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    que participara de un proyecto privado
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    para estudiantes especiales. Cuando me
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    negué, comenzaron a pasar cosas raras.
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    Documentos desaparecían. Mi buzón estaba
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    abierto sin motivo y lo peor, alguien
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    entró a mi habitación. Mis cosas estaban
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    movidas. Mi diario personal había sido
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    leído. Lo supe porque había una frase
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    escrita que solo estaba en mi diario,
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    escrita con mi propia letra. La
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    respiración me temblaba. Todo lo que
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    decía era demasiado parecido. Guardé la
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    carta en mi mochila y me dirigí a salir.
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    Pero en ese momento oí pasos claros, no
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    imaginados. Alguien más estaba allí. Me
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    escondí entre los estantes. Sostuve la
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    respiración. Era un hombre alto. Llevaba
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    una chaqueta oscura con el logo del
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    colegio, pero su rostro estaba cubierto
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    por una mascarilla quirúrgica como si
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    fuese un protocolo de salud olvidado. No
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    parecía buscar documentos, parecía
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    buscar a alguien. Salí por la puerta
  • 00:13:50
    lateral apenas él dobló hacia la sección
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    de ciencias. Corrí sin mirar atrás hasta
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    una cafetería cercana. Desde allí le
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    escribí a Nina. No puedo volver aún.
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    Algo raro está pasando en la escuela.
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    ¿Puedes encontrarme con tu bici? 15
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    minutos después, ella me recogía cerca
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    del parque central. Volvimos a su casa,
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    me abrazó y ahí por primera vez pensé
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    que tenía que contarle todo, incluso lo
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    del sobre, incluso la carta que decía
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    que no confiara en mi mamá. Cuando lo
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    hice, Nina se quedó en silencio. Jin,
  • 00:14:18
    ¿estás segura que no estás proyectando
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    cosas? Dijo con cuidado, como si pisara
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    hielo. No respondí. Y puedo probarlo. Le
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    mostré el examen de Isabela, la carta,
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    el sobre con mi nombre, todo. Ella los
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    miró largo rato sin decir nada. Luego me
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    devolvió el sobre. Entonces, necesitas
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    ayuda. No solo mía, de alguien que sepa
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    más que nosotras. Fue ella quien
  • 00:14:35
    mencionó por primera vez el nombre de
  • 00:14:37
    Elías, un estudiante del último año que
  • 00:14:39
    se había retirado misteriosamente hace
  • 00:14:41
    un tiempo, hijo de un periodista que
  • 00:14:43
    desapareció bajo circunstancias nunca
  • 00:14:45
    aclaradas. Él solía venir a la
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    biblioteca todos los viernes. Sabía
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    cosas que no eran normales para alguien
  • 00:14:50
    de nuestra edad. Lo llamaban el
  • 00:14:52
    archivista, dijo Nina. Al escuchar ese
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    apodo, sentí un cosquilleo en la nuca.
  • 00:14:58
    Quizás, solo quizás él podía tener
  • 00:15:00
    respuestas. El archivista y el proyecto
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    Gia.
  • 00:15:04
    No sabía cómo acercarme a alguien como
  • 00:15:06
    él. Nina me acompañó hasta la biblioteca
  • 00:15:08
    central, un edificio antiguo de dos
  • 00:15:10
    pisos con techos altos de madera y
  • 00:15:12
    vitrales que deformaban la luz como si
  • 00:15:14
    fuera agua. Me dijo que si tenía suerte
  • 00:15:16
    él estaría allí. Siempre se sentaba al
  • 00:15:18
    fondo entre la sección de historia local
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    y los estantes de filosofía y ahí
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    estaba. Cabello oscuro, algo largo atado
  • 00:15:25
    en una coleta desordenada.
  • 00:15:28
    ropa negra, una bufanda gris enrollada
  • 00:15:30
    en el cuello. Tenía unos auriculares
  • 00:15:32
    alrededor del cuello, pero no los usaba,
  • 00:15:35
    solo pasaba las páginas de un libro
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    grueso como si buscara algo específico.
  • 00:15:39
    Era difícil calcular su edad, pero debía
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    tener unos 20 años. Su presencia era
  • 00:15:43
    silenciosa, pero nada en él parecía
  • 00:15:45
    distraído. Nina se acercó primero con
  • 00:15:48
    esa suavidad que tenía para no incomodar
  • 00:15:50
    a nadie. "Hola, Elías! ¿Te acuerdas de
  • 00:15:52
    mí?" Él levantó la vista. Sus ojos eran
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    claros, casi grisáceos. en contraste
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    total con su piel morena. Nina club de
  • 00:15:58
    ajedrez. Segundo año. Sí, respondió con
  • 00:16:01
    voz baja, pero segura. Luego me miró a
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    mí. ¿Y tú, Jenev? Respondí, creo que
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    necesito tu ayuda. No reaccionó, solo
  • 00:16:07
    dejó el libro sobre la mesa con cuidado,
  • 00:16:09
    como si supiera que esta conversación
  • 00:16:11
    era inevitable. Nos llevó a una sala de
  • 00:16:13
    lectura vacía, cerró la puerta y lo
  • 00:16:15
    primero que dijo fue, "¿Te llegó una
  • 00:16:16
    carta?" "Lo miré sorprendida." "¿Cómo lo
  • 00:16:18
    sabes? A todas las personas que
  • 00:16:20
    comienzan a atar cabos les llega una. Es
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    tu forma de advertirte que estás al
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    borde de descubrir algo que ellos
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    prefieren enterrar. Saqué el sobre. Lo
  • 00:16:29
    miró con calma. Luego sacó una carpeta
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    de su mochila. Tu nombre ya está en esta
  • 00:16:33
    lista, dijo mostrándome una hoja con
  • 00:16:35
    columnas y nombres, algunos tachados,
  • 00:16:38
    otros subrayados, y allí estaba el mío
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    en rojo. ¿Qué es esto? Una base de datos
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    incompleta. La armó mi padre antes de
  • 00:16:45
    desaparecer. Era periodista. empezó a
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    investigar los casos de estudiantes con
  • 00:16:49
    puntuaciones excepcionales, que luego
  • 00:16:51
    eran declarados desaparecidos o víctimas
  • 00:16:53
    de episodios trágicos. Él creía que
  • 00:16:55
    había un patrón. Me costaba respirar. ¿Y
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    qué descubrió? Que todos pasaron por una
  • 00:16:59
    evaluación previa al examen.
  • 00:17:00
    Oficialmente era una entrevista
  • 00:17:02
    vocacional, pero los documentos que
  • 00:17:03
    encontré indican que esa entrevista
  • 00:17:05
    formaba parte de algo más grande, algo
  • 00:17:08
    llamado proyecto Hia. Sentí un
  • 00:17:10
    escalofrío. Esa palabra me sonaba
  • 00:17:12
    familiar, vagamente, como si la hubiera
  • 00:17:14
    escuchado cuando era niña en alguna
  • 00:17:16
    charla escolar, sin saber qué
  • 00:17:17
    significaba realmente. ¿Qué es el
  • 00:17:19
    proyecto Heia?, pregunté. una iniciativa
  • 00:17:21
    de origen privado que busca identificar
  • 00:17:23
    individuos con altos niveles de
  • 00:17:24
    resiliencia mental y capacidad cognitiva
  • 00:17:26
    fuera del promedio. Así lo describen
  • 00:17:28
    ellos, pero no dicen con qué propósito.
  • 00:17:30
    Se levantó de su asiento y caminó hasta
  • 00:17:32
    un armario. Sacó una caja metálica. Mi
  • 00:17:34
    padre guardaba copias físicas de todo.
  • 00:17:36
    Decía que lo digital podía borrarse,
  • 00:17:38
    pero el papel el papel era resistente.
  • 00:17:40
    De la caja sacó una foto. Mi hermana
  • 00:17:42
    junto a otras cuatro chicas, todas con
  • 00:17:44
    uniformes. Estaban en lo que parecía una
  • 00:17:46
    sala de espera, pero lo que me perturbó
  • 00:17:48
    fue el fondo. No era una sala escolar,
  • 00:17:51
    parecía un laboratorio médico. ¿Dónde
  • 00:17:53
    fue tomada esta foto? No lo sé, pero
  • 00:17:55
    todas las personas que aparecen en esa
  • 00:17:56
    imagen están marcadas como no
  • 00:17:58
    disponibles en registros oficiales. Me
  • 00:18:01
    desplomé en la silla. La cabeza me daba
  • 00:18:03
    vueltas. Todo esto era demasiado. Elías
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    me ofreció un vaso de agua. Su forma de
  • 00:18:07
    moverse era cuidadosa, casi como si
  • 00:18:08
    tuviera entrenamiento para evitar hacer
  • 00:18:10
    ruido. Tienes que mantenerte fuera de la
  • 00:18:12
    red por un tiempo. No uses tus cuentas.
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    No regreses a tu casa. Pero mi madre,
  • 00:18:16
    Jenev irrumpió suavemente. Sin
  • 00:18:18
    agresividad. ¿Estás segura de que ella
  • 00:18:20
    no lo sabía? Esa pregunta me golpeó en
  • 00:18:22
    el pecho. No tenía respuesta. ¿Y tú por
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    qué haces esto? Pregunté. Se quedó
  • 00:18:26
    callado. Luego por fin respondió,
  • 00:18:28
    "Porque todavía no sé si mi padre está
  • 00:18:29
    muerto." La frase quedó flotando entre
  • 00:18:31
    nosotros. Ni él ni yo dijimos nada más
  • 00:18:33
    durante varios minutos. Cuando nos
  • 00:18:35
    fuimos de la biblioteca, el cielo estaba
  • 00:18:37
    cubierto de nubes grises. Elías me
  • 00:18:39
    acompañó hasta la casa de Nina.
  • 00:18:40
    Caminamos sin hablar, pero su presencia
  • 00:18:42
    junto a mí me hacía sentir por primera
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    vez en días que no estaba sola en esta
  • 00:18:46
    lucha. Cuando nos despedimos, se limitó
  • 00:18:48
    a decir, "Mañana te mostraré la
  • 00:18:50
    siguiente pieza, pero prepárate, no va a
  • 00:18:52
    gustarte." Y se fue, desapareciendo
  • 00:18:54
    entre la neblina de la tarde como una
  • 00:18:56
    sombra antigua, revelaciones y el
  • 00:18:58
    enfrentamiento final. A la mañana
  • 00:18:59
    siguiente me reuní con Elías en un lugar
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    que él eligió, un cibercafé abandonado
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    que seguía funcionando porque el dueño,
  • 00:19:05
    según me dijo, era uno de los últimos
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    románticos de los datos no rastreables.
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    Parecía el escenario de una película de
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    los 90. Computadoras gruesas, teclados
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    amarillentos, ventiladores haciendo un
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    zumbido constante. El lugar olía a café
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    viejo y papel húmedo. Aún así, allí me
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    sentía más segura que en casa. Elías ya
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    estaba esperándome. Tenía una carpeta en
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    la mano y la misma expresión de siempre.
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    Tranquilo, pero alerta. Antes de
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    mostrarte esto, dijo mientras se sentaba
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    frente a mí, "Necesito que entiendas una
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    cosa, todo lo que vas a ver existe. No
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    es teoría, no es exageración, es real.
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    Lo tengo todo respaldado en papel.
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    Asentí sin respirar." abrió la carpeta y
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    sacó una hoja con membrete oficial,
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    Ministerio de Educación, sellos
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    múltiples y una palabra en mayúscula
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    subrayada varias veces, guía. Este
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    programa se originó hace 12 años como
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    una colaboración entre el gobierno y una
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    red de inversionistas privados. Su
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    nombre es un acrónimo, grupo de
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    adquisición e integración académica.
  • 00:19:59
    Suena inofensivo, ¿verdad? Lo miré
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    esperando que siguiera, pero en los
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    documentos internos lo llaman otra cosa,
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    gestión avanzada de individuos
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    autónomos, un proyecto piloto que busca
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    identificar perfiles que podrían tener
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    un tipo de pensamiento no moldeable y
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    eso es un problema para ellos. Sí,
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    porque esos individuos tienden a
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    cuestionar todo, a no obedecer sin
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    preguntar, a buscar verdades. Personas
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    así no encajan en los moldes de
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    liderazgo controlado que ellos quieren
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    construir. Me mostró una tabla. Eran
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    perfiles de estudiantes clasificados en
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    colores. Los rojos son los que
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    sobresalen demasiado. Puntajes
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    perfectos, cero antecedentes de
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    conducta. Nadie se preocupa por ellos
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    hasta que su nombre aparece como número
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    uno. Y entonces son marcados. Marcados
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    para qué? Para intervención. Primero
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    psicológica, luego digital, luego
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    desaparecen. No pude evitar pensar en mi
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    hermana el día en que todo cambió. esa
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    mirada que me dejó grabada en la
  • 00:20:50
    memoria, esa calma absurda, como si no
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    fuera ella, como si la hubieran apagado
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    por dentro. ¿Y cómo lo hacen?, pregunté
  • 00:20:57
    con la garganta seca. A través de la
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    entrevista vocacional te hacen preguntas
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    aparentemente inocentes, pero en
  • 00:21:04
    realidad están midiendo tu reacción
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    emocional a diferentes tipos de presión.
  • 00:21:08
    Si tienes el perfil R, te incluyen. Si
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    das señales de resistencia, te vigilan
  • 00:21:13
    más de cerca. sacó una foto. Era un
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    edificio, un complejo aislado. El
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    archivo indicaba que estaba en las
  • 00:21:19
    afueras de la ciudad. No tenía nombre,
  • 00:21:21
    solo coordenadas. Creemos que ahí llevan
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    a los estudiantes para una evaluación
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    más profunda. Elías cerró la carpeta. Yo
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    estuve allí. Me congelé. ¿Qué? Hace dos
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    años me ofrecieron una beca para un
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    programa de verano. Cuando llegué supe
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    que no era una beca común. Nos hacían
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    pruebas de memoria, de resistencia
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    mental. No dormíamos más de 3 horas,
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    todo era grabado. ¿Y cómo saliste? Mi
  • 00:21:41
    padre intervino. No sé cómo lo hizo,
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    pero logró sacarme. A los pocos meses
  • 00:21:45
    desapareció. Esa última frase cayó sobre
  • 00:21:48
    mí como una piedra. Lo miré y por
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    primera vez vi algo detrás de su calma.
  • 00:21:52
    Rabia, dolor contenido. ¿Por qué me
  • 00:21:54
    ayudas, Elías? Su respuesta fue
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    sencilla. Porque tú eres como yo. Y
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    porque si no detenemos esto ahora, nadie
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    más lo hará. En ese momento, su celular
  • 00:22:03
    vibró, miró la pantalla y frunció el
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    ceño. Es un contacto mío. Dice que
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    alguien que desapareció hace años está
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    viva. ¿Quién? una ex mejor puntuada,
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    pero vive con otro nombre en un lugar
  • 00:22:13
    rural, lejos de todo. Dice que está
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    dispuesta a hablar. Vamos mañana de
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    noche, solo tú y yo. Asentí. Pero esa
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    noche, cuando regresé a la casa de Nina,
  • 00:22:22
    la encontré rara. No me miraba a los
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    ojos. Estaba nerviosa, como si algo la
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    incomodara profundamente.
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    ¿Todo bien?, le pregunté. Sí, claro.
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    Solo me llamaron de la escuela. La
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    escuela. Sí. Querían saber si tú habías
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    estado conmigo estos días. Me dijeron
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    que querían felicitarte personalmente.
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    Sonaba raro, muy insistentes.
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    No sé si lo soñé, pero creí ver a
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    alguien parado frente a mi ventana
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    anoche. Mi piel se erizó. El tiempo se
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    estaba acabando. Tenía que llegar a esa
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    mujer antes que ellos. La confesión de
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    la madre y la revelación chocante.
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    Volví a casa contra todo consejo de
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    Elías, contra la intuición que gritaba
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    dentro de mí. Volví. Sentía que si no lo
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    hacía ahora jamás tendría la fuerza.
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    Había algo que necesitaba ver, algo que
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    mamá tenía guardado detrás de esos ojos
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    fríos y esa voz sin inflexión. La casa
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    estaba en silencio, las luces de la
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    cocina encendidas, el vapor del arroz
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    hirviendo cubría los cristales de las
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    ventanas. Mamá estaba de espaldas
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    revolviendo una olla como si nada
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    hubiera cambiado en nuestra rutina.
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    "Volviste", dijo sin darse vuelta. "Solo
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    por hoy", contesté. Me senté en la mesa,
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    el corazón me latía en la garganta.
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    Necesito preguntarte algo", dije.
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    Finalmente se giró. Llevaba un delantal
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    manchado de salsa y una pinza recogiendo
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    su cabello. Su rostro era una máscara de
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    cansancio, pero sus ojos estaban más
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    fríos que nunca. "Cuando mi hermana
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    presentó el examen, ¿firmaste algo por
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    ella, ¿algún documento?" Ella no dijo
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    nada por unos segundos, luego apagó la
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    hornilla y se sentó frente a mí. "Sí",
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    respondió como si hablara del clima. Era
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    un formulario. Me dijeron que era para
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    ayudar a los estudiantes destacados con
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    orientación personalizada. ¿Te lo
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    explicaron? No dijeron que era estándar.
  • 00:24:04
    Como madre soltera, todo lo que me
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    ofreciera ayuda me parecía bien. Me
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    incliné hacia ella y después nadie
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    volvió a contactarte. ¿No viste nada
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    raro? Ella bajó la mirada. Su voz bajó.
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    También vinieron una vez. Un hombre
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    elegante dijo que mi hija tenía un
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    perfil excepcional, que eso podía
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    abrirle puertas únicas. Dijo que si ella
  • 00:24:22
    cooperaba nuestra vida iba a mejorar. ¿Y
  • 00:24:24
    tú lo creíste? ¿Qué opción tenía? El
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    silencio entre nosotras se volvió denso
  • 00:24:28
    y después de su muerte, nunca te
  • 00:24:30
    preguntaste por qué lo hizo. Su mirada
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    cambió. Por primera vez en años vi algo
  • 00:24:34
    quebrarse. ¿Tú crees que no me lo
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    pregunté cada segundo desde aquel día?
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    Dijo con voz temblorosa. La vi pararse
  • 00:24:40
    en ese borde. Vi sus ojos y no no era
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    ella, algo le habían hecho. Mi
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    respiración se detuvo. Entonces, ¿por
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    qué no dijiste nada? Porque tenía miedo.
  • 00:24:50
    Porque después de su funeral me llamaron
  • 00:24:52
    otra vez. Me dijeron que lo mejor era
  • 00:24:54
    mantenernos en silencio, que si
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    hablábamos tú también correrías peligro.
  • 00:24:58
    El mundo se detuvo por un segundo. ¿Te
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    amenazaron? Asintió casi
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    imperceptiblemente. Y ahora hiciste
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    exactamente lo que no debías hacer, ser
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    la mejor. Y ahora van a venir por ti
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    también. Me levanté de la mesa. Sentía
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    que el piso se movía. ¿Quiénes son,
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    mamá? ¿Quiénes son ellos? Ella me miró a
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    los ojos. Nunca dijeron su nombre. Solo
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    llevaban una insignia como una G con una
  • 00:25:18
    línea atravesada. Me paralicé. El
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    símbolo del sobre. Mamá, ¿aún guardas el
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    formulario que firmaste?
  • 00:25:26
    Se levantó en silencio, fue al armario
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    del pasillo y volvió con una carpeta
  • 00:25:30
    vieja. Lo tenía todo, desde la carta de
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    invitación hasta la hoja firmada. La
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    tomé entre mis manos. Había una línea
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    que me heló. Declaro estar al tanto de
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    que este programa puede implicar
  • 00:25:41
    protocolos de adaptación psicológica
  • 00:25:43
    experimental para el desarrollo del
  • 00:25:45
    individuo. ¿Leíste esto?, pregunté. No,
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    admitió. Solo firmé. Estaba cansada. Me
  • 00:25:50
    hablaban de futuro, de becas, de
  • 00:25:52
    progreso. Esto es un consentimiento
  • 00:25:54
    encubierto, mamá. Ella asintió. Lo sé
  • 00:25:57
    ahora, pero era tarde. Ya no podía
  • 00:25:58
    retroceder. Mi mente giraba en círculos.
  • 00:26:01
    Tenía que sacar una copia. Mostrarle
  • 00:26:03
    esto a Elías. Puedo llevarlo. Haz lo que
  • 00:26:05
    debas hacer, respondió con una voz que
  • 00:26:07
    no reconocí. Cuando me fui, cerré la
  • 00:26:09
    puerta despacio, pero antes de irme la
  • 00:26:11
    escuché decir algo en voz baja, como si
  • 00:26:13
    no fuera para mí. Perdóname, la
  • 00:26:15
    sobreviviente Martina Flores. Viajamos
  • 00:26:17
    de noche. Elías me recogió en una
  • 00:26:19
    camioneta antigua que le prestó un
  • 00:26:20
    conocido. Conducía con una calma tensa,
  • 00:26:23
    sin música, sin hablar demasiado. Solo
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    me entregó un termo con café y un papel
  • 00:26:28
    arrugado con las coordenadas. Según él,
  • 00:26:30
    allí encontraríamos a una mujer que
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    había sobrevivido al programa. Su nombre
  • 00:26:34
    real era Martina Flores. Me explicó
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    mientras avanzábamos por un camino rural
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    cubierto de neblina, pero ahora usa
  • 00:26:40
    otro. Vive bajo perfil, sin conexión
  • 00:26:43
    digital, sin redes, sin registros. Solo
  • 00:26:45
    alguien de adentro podría haberla
  • 00:26:47
    encontrado. ¿Cómo lo lograste? Tu nombre
  • 00:26:49
    apareció en una conversación privada
  • 00:26:51
    entre dos perfiles asociados al
  • 00:26:52
    proyecto. Uno decía, "La Roja ha
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    contactado al eco." El eco es como se
  • 00:26:56
    refieren a los que lograron salir. Gente
  • 00:26:58
    que aún retumba, que aún deja huella. El
  • 00:27:01
    silencio del campo era inquietante. Todo
  • 00:27:02
    se sentía demasiado calmo, demasiado
  • 00:27:05
    frágil. Cuando llegamos era una casa de
  • 00:27:07
    madera pequeña, alejada de todo. Una
  • 00:27:09
    huerta al costado, ropa colgada, ningún
  • 00:27:11
    vehículo. Un perro viejo nos observaba
  • 00:27:13
    desde el porche sin ladrar. Elías bajó
  • 00:27:15
    primero, golpeó la puerta con suavidad
  • 00:27:17
    tres veces. Pausa dos veces. La puerta
  • 00:27:20
    se entreabrió. Una mujer de unos 30
  • 00:27:22
    años, cabello corto, grisáceo y una
  • 00:27:24
    cicatriz que le cruzaba la ceja, nos
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    miró en silencio. Cent. Sus ojos eran
  • 00:27:28
    los de alguien que ha visto demasiado.
  • 00:27:30
    ¿Ustedes son los chicos del archivo?,
  • 00:27:32
    preguntó Elías. Asintió. Jeneviev es la
  • 00:27:35
    hermana de una de las desaparecidas. La
  • 00:27:37
    mujer se quedó mirándome. Sus ojos se
  • 00:27:39
    suavizaron un poco. Pasen. El interior
  • 00:27:41
    de la casa estaba en penumbra, todo
  • 00:27:43
    ordenado. Austero nos ofreció agua.
  • 00:27:46
    Luego se sentó frente a nosotros con una
  • 00:27:48
    taza de té entre las manos. No puedo
  • 00:27:49
    quedarme mucho tiempo en el mismo lugar,
  • 00:27:51
    dijo. Tienen formas de rastrear incluso
  • 00:27:53
    los patrones de compra. Por eso cultivo
  • 00:27:55
    todo aquí. Usted también fue la mejor
  • 00:27:57
    puntuada hace 11 años, ¿verdad? Asentí.
  • 00:28:00
    ¿Y cómo sobrevivió? Martina suspiró.
  • 00:28:02
    Cooperé al principio. Me llevaron a un
  • 00:28:05
    centro de evaluación. Me dijeron que era
  • 00:28:07
    una oportunidad única, que estaba entre
  • 00:28:09
    las mentes más prometedoras del país,
  • 00:28:11
    que estaban formando la nueva élite
  • 00:28:13
    ética del mañana. ¿Y qué hacían allí?
  • 00:28:15
    Todo lo que no se puede contar en voz
  • 00:28:16
    alta. Juegos de obediencia, pruebas de
  • 00:28:19
    resistencia mental, simulaciones donde
  • 00:28:20
    tenías que elegir entre tu bienestar y
  • 00:28:22
    el de otros. Dormíamos poco, siempre
  • 00:28:24
    había una voz dándote instrucciones. A
  • 00:28:26
    veces era amable. A veces, "¡Ah!", miró
  • 00:28:29
    al vacío. Una noche fingí un colapso, un
  • 00:28:31
    ataque. Me llevaron a enfermería. Allí
  • 00:28:33
    encontré un cable suelto. Lo usé para
  • 00:28:35
    sabotear las cámaras. Me escabullí por
  • 00:28:37
    una compuerta de mantenimiento. Corrí
  • 00:28:39
    durante horas. Sangré. Me fracturé un
  • 00:28:41
    dedo, pero escapé. Llegué a una zona
  • 00:28:43
    rural y nunca miré atrás. Elías le
  • 00:28:45
    mostró la foto del complejo. "¿Es est?"
  • 00:28:47
    Martina asintió. "Ese es el lugar." Pero
  • 00:28:49
    lo reubican, lo desarman, lo camuflan,
  • 00:28:52
    lo esconden, es móvil, lo llaman. La
  • 00:28:54
    caja. Me estremecí. ¿Y cuál es el
  • 00:28:56
    objetivo de todo esto? Martina bebió un
  • 00:28:58
    sorbo de su té. Control. No quieren
  • 00:29:00
    líderes. Quieren símbolos. Chicos
  • 00:29:02
    perfectos que digan lo correcto, que
  • 00:29:04
    piensen lo permitido, que obedezcan con
  • 00:29:06
    carisma. Si resistes, si cuestionas, si
  • 00:29:09
    piensas por ti mismo, te eliminan de
  • 00:29:11
    forma limpia, silenciosa.
  • 00:29:14
    ¿Y por qué no ha hablado antes? ¿Y tú me
  • 00:29:16
    creerías si fueras el mundo? Silencio.
  • 00:29:20
    Entonces saqué el formulario que mi
  • 00:29:22
    madre firmó. Martina lo tomó entre sus
  • 00:29:24
    manos, lo examinó con atención. Sí, esta
  • 00:29:28
    es la nueva versión del contrato. Más
  • 00:29:30
    sutil, pero dice lo mismo. Renuncias a
  • 00:29:32
    tu derecho a decidir. ¿Hay más como
  • 00:29:34
    usted? Martina dudó. Tal vez, pero están
  • 00:29:37
    dispersos, silenciados. Algunos
  • 00:29:39
    desaparecieron intentando hablar, otros
  • 00:29:41
    fingieron vidas nuevas. Somos los secos
  • 00:29:43
    que no terminan de morir. Necesitamos
  • 00:29:45
    que cuente su historia, dije. Ella me
  • 00:29:47
    miró. Si hablo, vendrán por mí, pero si
  • 00:29:49
    no lo hago, vendrán por ustedes. Elías
  • 00:29:51
    la observó. Queremos grabar su
  • 00:29:52
    testimonio, guardarlo, difundirlo cuando
  • 00:29:54
    sea el momento. Martina cerró los ojos,
  • 00:29:57
    luego asintió con la voz temblando. Pero
  • 00:29:59
    prometan que no usarán mi nombre real y
  • 00:30:01
    que si me encuentran no me lloren, solo
  • 00:30:03
    sigan gritando. Pasamos la noche en una
  • 00:30:06
    habitación improvisada en la casa de
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    Martina grabando cada palabra, cada
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    detalle. El sol comenzaba a surgir
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    cuando terminamos. Sabíamos que teníamos
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    una chance. Teníamos una testigo, la
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    prueba del consentimiento forzado y lo
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    más importante, teníamos una dirección,
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    la caja que se mueve. Al despedirnos,
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    Martina nos abrazó fuerte. Vayan. Sean
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    los vientos que ellos no pueden callar.
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    Volvimos a la ciudad con la grabación de
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    Martina, los documentos que mi madre
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    firmó y la certeza de que la verdad era
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    mucho más grande y sombría de lo que
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    habíamos imaginado. Elías y yo teníamos
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    un plan. El siguiente paso sería
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    divulgar la historia de Martina de forma
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    anónima, esparcir las semillas de la
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    duda y usar la atención que yo había
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    generado con la transmisión en vivo para
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    exponer el proyecto Heia. Sabíamos que
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    el peligro era real, que ellos nos
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    casarían, pero ahora no estábamos solos.
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    Había los ecos y lo más importante,
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    había la memoria de mi hermana que no
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    sería en vano. La lucha estaba apenas
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    comenzando. Aquí está una continuación
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    de la historia. La verdad en la sombra
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    Martina se recostó en su silla de
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    madera. su mirada perdida en algún punto
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    más allá de las paredes de su humilde
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    hogar. Quieren una sociedad obediente,
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    una en la que nadie cuestione el estat
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    quo. Continuo. Los más brillantes, los
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    que podrían ver las fallas en el
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    sistema, son los que más peligro
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    representan para ellos. Los eliminan, o
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    peor aún, los reprograman para que se
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    conviertan en sus marionetas. Suena a
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    ciencia ficción, ¿verdad? Pero lo vi con
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    mis propios ojos. Elías asintió. Mi
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    padre sospechaba algo similar. Hablaba
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    de una élite silenciosa que manipulaba
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    la información y el poder desde las
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    sombras. Creía que la educación era su
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    principal herramienta de control. Exacto
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    dijo Martina. No solo es el examen de
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    ingreso, es el currículo, los libros de
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    texto, los mismos profesores, los que no
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    encajan, los que sobresalen demasiado,
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    son identificados y tratados. Sentí un
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    nudo en el estómago. Y mi hermana,
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    ¿crees que la reprogramaron? ¿Que no era
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    ella en el tejado? Martina me miró con
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    compasión. Es posible. En el centro te
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    despersonalizan. Te quitan tu identidad,
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    tus recuerdos, tus emociones, te
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    implantan nuevas creencias, nuevos
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    propósitos, te convierten en un eco de
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    lo que quieren que seas. La idea de que
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    mi hermana no había muerto, sino que
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    vivía una vida impuesta, me resultaba
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    aún más dolorosa. ¿Hay alguna forma de
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    revertirlo, de recuperarla? Martina negó
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    con la cabeza. Nunca lo he sabido. Los
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    pocos que logramos escapar lo hicimos
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    antes de que el proceso fuera
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    irreversible. Una vez que te someten a
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    la fase final del proyecto Guía, es casi
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    imposible volver. Elías intervino. Su
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    voz más suave de lo normal.
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    Pero no vinimos solo por respuestas.
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    Martina, venimos por ayuda. Tenemos los
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    documentos. Necesitamos un plan para
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    exponerlos. Martina asintió lentamente.
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    Hay una forma. Una vez al año, la caja
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    se vuelve vulnerable. Es el día de la
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    publicación de los resultados del examen
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    de ingreso a la universidad. Ese día
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    todos sus recursos están enfocados en la
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    adquisición y el procesamiento de los
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    nuevos perfiles rojos. Es su momento de
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    mayor actividad y por lo tanto de mayor
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    exposición. Es la única ventana para
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    atacarlos. ¿Y cómo lo sabemos?,
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    pregunté. Porque yo estuve allí,
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    respondió Martina. Una vez que ingresas,
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    no hay forma de salir sin que el sistema
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    lo sepa. Es una red de cámaras, sensores
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    de movimiento, incluso microchips en la
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    ropa de los candidatos. Necesitan a
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    alguien adentro, alguien que conozca el
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    sistema y sepa cómo desactivarlo. Elías
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    me miró. Geneviv, tú eres la mejor
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    puntuada. Tú eres la que ellos querrán.
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    Es el camino más directo. Es arriesgado,
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    pero es la única forma. Mis manos se
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    aferraron al formulario que mi madre
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    había firmado. Entonces, vamos a la
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    guerra del plan y la traición Martina.
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    Elías y yo pasamos las siguientes 24
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    horas elaborando un plan. Martina nos
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    dio los planos de las instalaciones
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    basándose en sus recuerdos y en los
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    bocetos que había dibujado con los años.
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    Eran como un laberinto con pasillos que
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    llevaban a laboratorios, salas de
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    interrogatorio y lo que ella llamó salas
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    de reeducación. La caja se movía
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    constantemente, pero siempre en un radio
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    de 50 km de la ciudad. Elías había
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    instalado un rastreador en un vehículo
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    de la universidad que regularmente
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    transportaba equipos a diferentes
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    puntos. Mi padre lo hizo hace años.
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    Siempre sospechó de esos camiones de
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    mudanza universitarios, explicó. El
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    rastreador nos daría la ubicación exacta
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    del complejo. El plan era sencillo pero
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    precario. Yo entraría como el nuevo
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    perfil rojo. Una vez dentro, mi objetivo
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    sería encontrar la sala de control y
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    desactivar el sistema de seguridad
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    interno. Martina se encargaría de las
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    cámaras externas y las comunicaciones
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    una vez que yo lograra desactivar la red
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    interna. Elías, por su parte, se
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    encargaría de alertar a su contacto, el
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    eco, y movilizar a la prensa
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    independiente que su padre había
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    cultivado. La idea era generar una
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    exposición masiva para que no pudieran
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    ocultar lo que hacían. La noche antes de
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    la fecha, la ansiedad me carcomía. La
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    imagen de mi hermana en el tejado, las
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    palabras de mi madre, la mirada de
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    Martina, todo se mezclaba en mi mente.
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    Necesitaba un momento de calma, una
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    última conexión con mi madre.
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    Regresé a casa de Nina, pero no pude
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    dormir. Salí a caminar por las calles
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    desiertas. Necesitaba ver a mi mamá.
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    Cuando llegué, la puerta de mi casa
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    estaba entreabierta. Una luz cálida se
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    filtraba desde el interior. Entré
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    despacio. Mamá estaba en la cocina
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    sentada a la mesa sosteniendo una taza
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    de té y mirando una foto. Era la de mi
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    hermana sonriendo con su uniforme
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    escolar. Mamá", dije. Ella levantó la
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    vista, sus ojos hinchados por el llanto.
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    No había rastro de la frialdad que había
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    mostrado. Era la mamá que conocía.
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    "Sabía que volverías", dijo con voz
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    quebrada. No pude dormir. Esta noche es
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    la última noche en la que puedo hacer
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    algo. Me senté frente a ella. "Mamá,
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    ¿sabes qué es el proyecto Hia?" Su
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    cuerpo se tensó. "Sí. Sé que es el lugar
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    donde se llevan a los chicos como tu
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    hermana." Su voz era un susurro apenas
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    audible. También me amenazaron con tu
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    vida. Si hablaba. Lo sé. Elías me lo
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    dijo. Pero, ¿por qué no hiciste nada
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    antes? ¿Por qué no trataste de salvar a
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    mi hermana? Las lágrimas finalmente
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    cayeron por sus mejillas. Lo intenté.
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    Fui a la policía, fui a las autoridades.
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    Me dijeron que estaba loca, que mi hija
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    había tomado una decisión. Me amenazaron
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    con quitarme tu custodia si seguía
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    hablando. Su voz era un lamento. Y
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    entonces, cuando te vi estudiar con esa
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    intensidad, cuando vi que ibas a ser la
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    mejor, sentí que revivía el mismo
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    infierno. No quería que te pasara lo
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    mismo. Me acerqué y la abracé. Era la
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    primera vez que la abrazaba así desde
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    que mi hermana desapareció. Su cuerpo
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    temblaba. Mañana lo detendremos, lo
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    prometo. La caja entrando al corazón del
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    enigma. A la mañana siguiente me
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    preparé. Llevaba ropa cómoda, mis
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    auriculares para comunicarme con Elías y
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    Martina y el formulario firmado por mi
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    madre. Elías me recogió en la camioneta
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    y nos dirigimos a la ubicación de la
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    caja. El complejo estaba camuflado como
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    un centro de convenciones abandonado en
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    las afueras de la ciudad. El rastreador
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    de Elías nos había dado la confirmación.
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    No había señales de vida, excepto por un
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    par de vehículos de seguridad
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    discretamente estacionados.
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    "Recuerda el plan", dijo Elías, su voz
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    grave. "Una vez que estés dentro,
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    desactiva las cámaras y los sensores de
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    movimiento. Martina hará el resto desde
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    afuera." Asentí. Me bajé del auto con el
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    corazón latiéndome en los oídos. La
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    puerta principal estaba custodiada por
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    dos hombres con trajes oscuros. Me
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    acerqué mostrando mi identificación de
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    la universidad y el aviso de que era la
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    mejor puntuada. Me escanearon con un
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    dispositivo electrónico y me llevaron
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    por un laberinto de pasillos blancos y
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    fríos. La sensación era claustrofóbica,
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    el aire denso y metálico. Oí el zumbido
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    de las computadoras, el murmullo de
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    voces distantes. Finalmente me llevaron
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    a una sala de espera idéntica a la que
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    había visto en la foto de mi hermana.
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    Había otros estudiantes allí, todos con
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    la misma expresión de nerviosismo y
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    expectación, todos perfiles rojos.
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    Bienvenida, Leneviev", dijo una mujer
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    alta y delgada con un uniforme gris. Su
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    sonrisa era falsa, sus ojos fríos. "Por
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    favor, sígame." Mientras me guiaba por
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    un pasillo, fingí un tropiezo. Mi mano
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    rozó un panel en la pared y con un
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    movimiento rápido, presioné un botón
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    oculto que Elías había marcado en los
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    planos. Era un punto ciego que
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    desactivaría las cámaras de esa sección
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    durante unos segundos. En mis
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    auriculares oí la voz de Martina. "¿Lo
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    tienes, Jen? Sigue así. La mujer del
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    uniforme me miró, pero no sospechó nada.
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    Me llevó a una pequeña habitación con
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    una mesa y una silla. Aquí esperará su
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    turno. No hay necesidad de nerviosismo.
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    Esto es solo una conversación. Tan
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    pronto como la puerta se cerró, saqué mi
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    laptop compacta de mi mochila. Elías me
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    había proporcionado un programa que me
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    permitiría hackear el sistema de
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    seguridad desde una conexión interna.
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    Cada segundo contaba, mis dedos volaban
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    por el teclado. El sistema era complejo,
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    pero Elías me había entrenado para esto.
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    De repente, la pantalla de mi laptop
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    parpadeó. Una alarma silenciosa resonó
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    en mis auriculares. "Jenev, te
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    detectaron. El sistema se está
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    blindando", gritó Elías. Me había
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    quedado sin tiempo. Tenía que encontrar
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    el centro de control principal. Salí
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    corriendo de la habitación. Los pasillos
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    ahora estaban llenos de hombres de
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    seguridad. Corrí esquivando, buscando
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    una salida, un atajo. Sabía que no podía
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    enfrentarlos. Llegué a una puerta
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    marcada con un símbolo extraño. La G con
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    la línea cruzada. La empujé y me
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    encontré en una sala de control masiva
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    llena de pantallas y consolas. En el
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    centro, un hombre canoso con gafas finas
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    manipulaba un teclado. Así que la niña
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    perfecta decidió ser valiente. Dijo sin
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    siquiera voltearse. No eres la primera y
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    no serás la última. ¿Qué le hicieron a
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    mi hermana? Grité. Él se giró
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    lentamente, una sonrisa fría en su
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    rostro. Tu hermana era excepcional. Su
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    mente era brillante. Se negó a ser
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    moldeada. Tuvimos que tomar medidas
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    extremas. La mataron. No, Leneviv. La
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    liberamos de su voluntad. Le dimos un
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    nuevo propósito. Ella está cumpliendo su
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    función, como todos los que se niegan a
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    unirse a nuestra causa. Un escalofrío me
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    recorrió. Esto no es una liberación, es
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    una prisión y no te saldrás con la tuya.
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    Saqué el formulario que mi madre había
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    firmado y lo arrojé sobre la mesa. Este
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    es el engaño. Este es el fraude. Este es
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    el proyecto. Gia. El hombre lo miró con
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    calma. Luego se rió. Documentos. ¿Crees
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    que unos papeles pueden detenernos?
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    Hemos estado operando en la sombra
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    durante décadas. Somos la verdadera
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    fuerza de este país. Controlamos el
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    futuro. Leneviv. El final de la noche y
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    el amanecer de la verdad. Mientras el
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    hombre se distraía, mis dedos se
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    movieron rápidamente sobre la consola
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    cercana. Elías me había enseñado un
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    código de anulación de emergencia. Era
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    un riesgo, pero era mi única opción.
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    Presioné la secuencia de teclas. De
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    repente, todas las pantallas de la sala
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    se volvieron rojas y una sirena
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    estridente comenzó a sonar. El hombre se
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    giró. su rostro contorsionado por la
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    ira. Imposible. En mis auriculares. La
  • 00:40:37
    voz de Martina resonó con fuerza. Lo
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    lograste, Jen. Están ciegos. Activo la
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    fase dos. Las luces del complejo
  • 00:40:44
    comenzaron a parpadear. En las pantallas
  • 00:40:46
    pude ver imágenes de cámaras de
  • 00:40:48
    seguridad que se habían reactivado por
  • 00:40:50
    la sobrecarga del sistema. Otros
  • 00:40:52
    estudiantes siendo guiados por los
  • 00:40:54
    pasillos, algunos con expresiones de
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    pánico, otros con miradas vacías. "La
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    prensa ya está en camino", gritó Elías.
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    "Martina está con ellos. Tienes que
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    salir de ahí." Pero el hombre de las
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    gafas finas se abalanzó sobre mí.
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    Forcejeamos y sentí un pinchazo agudo en
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    mi brazo, un dardo. Mis músculos se
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    relajaron. La cabeza me dio vueltas. Él
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    me miró con una sonrisa triunfante. Te
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    vas a quedar, Leneviev. Te unirás a
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    nosotros. Te convertirás en una de las
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    nuestras. Caí al suelo. Mi visión se
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    volvió borrosa. Oí pasos que se
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    acercaban, voces distorsionadas. El
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    hombre se arrodilló a mi lado. No te
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    preocupes. Tu hermana y tú estarán
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    juntas. Al fin. Pero en ese instante, el
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    edificio entero tembló. Un fuerte
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    estruendo resonó y una parte del techo
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    se derrumbó. Los agentes de seguridad
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    que entraban a la sala cayeron al suelo.
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    Una figura alta y ágil saltó a través
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    del agujero, aterrizando con gracia
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    entre los escombros. Llevaba un uniforme
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    oscuro, pero no era el de los guardias
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    del proyecto Gia. Su cabello oscuro y
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    largo estaba recogido en una coleta
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    desordenada. Era Elías, no estaba solo.
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    Detrás de él, por el agujero en el
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    techo, vi destellos de cámaras. y voces
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    que gritaban. "Es la policía, es la
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    prensa." Elías se abalanzó sobre el
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    hombre de las gafas finas, lo inmovilizó
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    con una agilidad sorprendente. "Esto es
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    por mi padre", dijo Elías con una voz
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    que no había escuchado antes, llena de
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    una furia contenida. Martina entró a la
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    sala, seguida por agentes de policía y
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    periodistas con cámaras encendidas. La
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    luz de los flashes me cegó por un
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    momento. Martina corrió hacia mí
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    ayudándome a levantarme. "¿Estás a
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    salvo?", me dijo, su voz aliviada. El
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    hombre de las gafas finas fue esposado.
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    Los periodistas lo acribillaban a
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    preguntas. ¿Qué es el proyecto, Gia?
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    ¿Dónde están los estudiantes
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    desaparecidos? Mientras me alejaba de la
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    sala de control con Martina y Elías, un
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    agente de policía se acercó a mí. Lenev
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    Elías Navarro, ¿verdad? Su madre está
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    aquí. Quería verla. La vi de pie en la
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    entrada principal del complejo,
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    iluminada por los flashes de las
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    cámaras. Su rostro estaba surcado de
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    lágrimas, pero esta vez eran lágrimas de
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    alivio. Corrí hacia ella y la abracé con
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    todas mis fuerzas. Lo logramos, mamá, le
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    susurré. El proyecto Gia fue expuesto.
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    Los medios de comunicación transmitieron
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    la historia a nivel nacional. La policía
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    desmanteló el complejo y arrestó a todos
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    los involucrados. Los estudiantes que
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    habían sido llevados allí, aunque muchos
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    seguían confundidos y desorientados,
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    fueron liberados. Mi hermana, sin
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    embargo, no estaba entre ellos. Elías y
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    yo buscamos su nombre en los registros
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    del complejo, pero no había rastro de
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    ella. Su rostro no aparecía en las
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    pantallas de reeducación. Era como si se
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    hubiera desvanecido por completo. A
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    pesar de la victoria, el dolor de su
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    ausencia seguía siendo una herida
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    abierta. La lucha por la verdad no había
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    terminado para mí. Todavía había
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    preguntas sin responder. ¿Dónde estaba
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    mi hermana? ¿Y si Martina tenía razón y
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    su voluntad había sido borrada? Unos
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    días después recibí una carta anónima.
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    La letra era la misma que la de la nota
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    en el sobre que encontré en mi
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    escritorio. La caja es solo una pieza
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    del rompecabezas. Leneviv, hay más. Te
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    contactaremos cuando sea el momento.
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    Sigue buscando. Hay muchos más como tu
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    hermana.
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    Miré la carta y luego a la ciudad que
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    comenzaba a despertar, una ciudad que
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    por primera vez había empezado a ver la
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    verdad en la sombra. Había librado una
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    batalla, pero la guerra aún no había
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    terminado. Sabía que mi camino hacia la
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    verdad era largo y peligroso, pero ahora
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    no estaba sola. Y por primera vez en
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    mucho tiempo tenía esperanza.
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