GRCC Psychology Lecture Series | Joseph Cesario

En este video se discute la complejidad de las interacciones entre la policía y los ciudadanos, especialmente en el contexto de tiroteos fatales. Se debate sobre la noción de que los tiroteos fatales por parte de la policía están mal entendidos y que encontrar evidencia de sesgo racial en las decisiones de disparar no es tan simple como parece. A través de algunos casos emblemáticos de EE.UU., se plantea que las suposiciones de sesgo racial en tiroteos policiales son complejas y a menudo se basan en datos insuficientes.

Históricamente, no había bases de datos completas sobre los tiroteos fatales de la policía en EE.UU. hasta que organizaciones como The Washington Post y The Guardian comenzaron a documentarlos en 2015. Antes de esto, muchas policía no reportaban estos eventos, y se descubrió que había un subregistro del 50%. Este descubrimiento fue en parte porque grandes ciudades decidieron no reportar para no sobresalir en estadísticas negativas. Sin embargo, la situación está cambiando con nuevas legislaciones.

La interacción entre un oficial de policía y un ciudadano es compleja y dinámica. Puede empezar como una decisión discrecional o no discrecional, y cada interacción puede desarrollarse de manera diferente. Ejemplos de diferentes interacciones resaltan cómo incluso un pequeño cambio en la situación puede llevar a resultados diferentes, algunos de los cuales pueden terminar en eventos fatales. Esto subraya que no todos los tiroteos son iguales.

Al enfrentar un tiroteo policial, es importante considerar la influencia de ambas partes en la interacción: tanto el oficial como el ciudadano. Se destaca que la evidencia de sesgo racial puede no ser consistente a lo largo de diferentes etapas de interacción, y es posible que los prejuicios raciales no aparezcan en todas las decisiones involucradas en el uso de la fuerza letal.

El análisis de los tiroteos fatales muestra que el uso de la fuerza letal por parte de policías está vinculado con situaciones de crímenes violentos. Se discuten ejemplos donde los ciudadanos estaban armados o eran sospechosos de un crimen violento en progreso. Se resalta que una fuerza letal justificada se basa en la percepción de amenaza por el oficial.

Los datos sugieren que la mayoría de las situaciones que llevan a un tiroteo fatal no son aleatorias, sino situaciones de crímenes violentos. En 2015, muchas víctimas de tiroteos estaban armadas. Este análisis indica que los oficiales disparan principalmente en estos contextos, y que el número de espectadores inocentes afectados es bajo.

El uso de proporciones poblacionales para medir disparidades raciales en tiroteos puede ser engañoso, como se demuestra con ejemplos de tratamiento de cáncer y carreras académicas en Física. Para comprender las disparidades, es importante considerar el contexto específico, como quiénes están realmente en las situaciones donde se utiliza la fuerza letal.

Los ciudadanos de diferentes grupos raciales no están involucrados en situaciones de delitos violentos en proporciones iguales a su representación poblacional. Esto afecta cómo se analiza el uso de la fuerza letal, sugiriendo que tasas de crimen violentas son un mejor marcador para evaluar disparidades que meras cifras de población.

Los datos del FBI y el CDC se utilizan para entender mejor la exposición de los distintos grupos raciales a situaciones de crimen violento, que son contextos donde la fuerza letal es más relevante. Estos datos indican que no hay un sesgo anti-negro significativo en los tiroteos, una vez se considera el contexto del crimen violento.

Al examinar casos más ambiguos, como tiroteos de ciudadanos desarmados, los datos son inciertos y limitados, lo que lleva a un estado de desconocimiento. Esto subraya la complejidad de hacer aseveraciones concluyentes sobre el sesgo racial en situaciones específicas de uso de la fuerza letal.