El Templo de Jerusalén en tiempos de jesus

En tiempos de Cristo, el templo estaba situado en una gran explanada rodeada de elegantes pórticos con columnas de mármol. El pórtico de Salomón se encontraba en el lado este, un lugar central para las enseñanzas de Cristo, mientras que el majestuoso pórtico real se hallaba al sur, donde estaban las puertas principales de entrada y salida del templo. El patio de los gentiles estaba reservado para los israelitas, con una advertencia de pena de muerte para los gentiles que lo atravesaran. Dentro del templo, había lugares específicos para hombres, sacerdotes y el sumo sacerdote, este último pudiendo acceder al santo de los santos únicamente durante el Yom Kipur. Mientras que en otros templos romanos se veneraban imágenes, en el de Jerusalén no había culto a imágenes, siendo su adoración dirigida a un Dios invisible e irrepresentable. Del templo, solo ha perdurado hasta hoy el Muro de las Lamentaciones, perteneciente al muro exterior del templo ensanchado por Herodes, y las costumbres de oración allí podrían remontarse a la última destrucción del templo alrededor del año 134, cuando los judíos fueron expulsados de Jerusalén.